El presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, declaró este martes el fin de la guerra de 12 días con Israel, unas horas después de que entrara en vigor un alto el fuego mediado por el presidente estadounidense, Donald Trump. Según el mandatario iraní, la ofensiva israelí no logró sus fines estratégicos, a pesar de la intensidad del ataque inicial contra instalaciones nucleares y otras infraestructuras del país persa.
“Estamos presenciando un alto el fuego y el fin de la guerra de 12 días que fue impuesta al pueblo iraní a través de la agresión imprudente y el belicismo del régimen sionista”, afirmó Pezeshkian en un comunicado oficial. El presidente añadió que Israel “sufrió un severo e histórico castigo” y que los daños sufridos fueron “inimaginables”. Además, insistió en que la ofensiva no logró destruir las instalaciones nucleares ni provocar un declive del conocimiento técnico ni del apoyo interno en Irán.
Alto el fuego
La Casa Blanca anunció el alto el fuego y entró en vigor la madrugada del martes, a las 04.00 GMT (07.30 hora iraní). Aunque su duración inicial es de 12 horas, ambas partes han mostrado disposición a mantener la tregua si se cumplen ciertos compromisos de desescalada.
Israel inició la ofensiva el 13 de junio con una oleada de bombardeos dirigidos a las instalaciones nucleares iraníes, y más adelante amplió sus ataques a objetivos en todo el país, incluida Teherán. Irán respondió con misiles balísticos y drones que impactaron en varias regiones del centro y norte de Israel. El conflicto ha dejado un saldo humano considerable: al menos 610 muertos y más de 4.700 heridos en Irán, la mayoría civiles, y 28 fallecidos en Israel.
Desde Teherán, la lectura del conflicto es la de una victoria defensiva. Las autoridades iraníes insisten en que el país resistió una agresión de gran escala y que el sistema militar y social iraní salió fortalecido. Aunque desde Tel Aviv no se ha ofrecido una valoración oficial del resultado de la campaña, la aceptación del alto el fuego tras dos semanas de intensos combates sugiere un punto de inflexión en la dinámica de confrontación directa entre ambos países.
Con este episodio, la rivalidad estructural entre Irán e Israel entra en una nueva fase. A pesar del cese de las hostilidades, las tensiones estratégicas, especialmente en torno al programa nuclear iraní, siguen presentes. La mediación estadounidense ha logrado un freno temporal al conflicto, pero no resuelve los factores de fondo que lo motivaron.