Horas antes de liberarse la publicación de manuales para imprimir armas 3D, un juez federal de EEUU la bloqueaba. En su fallo, aseguraba que dejar los planos al alcance de todos los ciudadanos supondría una «probabilidad de daño irreparable». Y es que al menos hay 5 peligros que harían de estas armas creadas en casa una fuerte amenaza a la seguridad.
El primero de ellos, sin duda, el hecho de que sean de plástico. Un material indetectable en los arcos de seguridad. Mientras las armas normales dispararían las alarmas por estar fabricadas en metal, el plástico pasaría desapercibido. Así, se podrían pasar sin problemas a aeropuertos, organismos oficiales y aquellos edificios que cuenten con arcos de seguridad o detector de metales.
Creadas en casa, el segundo de los peligros es la ausencia de un número de serie. Mientras que las armas que se venden tienen su identificación, éstas serían imposibles de rastrear. No se podría saber a quién pertenece el arma, que ni siquiera formaría parte de ningún registro.
Las armas en 3D, además, serían muy baratas y accesibles a casi cualquier bolsillo. Aunque las impresoras cuestan alrededor de 1.300 dólares (unos 1.100 euros), no es un desembolso millonario. Gran parte de la clase media podría hacerse con una, lo que amplía el rango de ciudadanos que podrían acceder a crearse su propia pistola.
El cuarto peligro, relacionado además con todo lo anterior, es que cualquiera podría hacerse con un arma. Aunque en EEUU no es difícil conseguir una, la publicación de los manuales ampliaría prácticamente a todo el mundo a poner tener una. Y es que sin número de serie, accesibles económicamente y sin registros, prácticamente cualquier ciudadano podría hacerse con una.
Por último, los planos podrían llegar a todo el mundo. Fáciles de interpretar, no requieren demasiado estudio para crear una pistola. Aunque se ha prohibido su publicación, el primer vídeo de una pistola en 3D logró cientos de miles de descargas. Lo que aumenta el peligro de utilizarlas.
«No tiene sentido»
Por todo ello, el juez Robert S. Lasnik decidía paralizar la publicación de los manuales. Respondía así a un recurso presentado por los fiscales de varios estados, que han celebrado la paralización de la publicación. «Es una gran victoria para el sentido común y la seguridad ciudadana», ha dicho Barbara Underwood, una de las demandantes.
El propio Trump, que autorizó la distribución de los planos, asegura ahora que «no tiene mucho sentido» imprimir armas en 3D.
El fallo judicial, pese a todo, «representa desafíos a la Primera Enmienda», que deberán seguir discutiéndose en los tribunales.