El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aterrizó en Tel Aviv el miércoles 18 de octubre, en una visita destinada a solidarizarse con la región y a explorar posibles soluciones al conflicto. Sin embargo, la cancelación de la cumbre de emergencia en Jordania, donde se esperaba la presencia de líderes jordanos, egipcios y palestinos, ha dejado en entredicho la eficacia de la intervención de Biden en medio de la crisis, en el duodécimo día de la escalada de tensión entre Israel y Hamás.
La llegada de Biden estuvo marcada por el reciente bombardeo del hospital Al-Ahli en Gaza, que según fuentes oficiales provocó la muerte de entre 200 y 500 personas. Este incidente ha avivado las tensiones en la región y ha dificultado los esfuerzos de Biden por mantener un equilibrio entre la defensa de la seguridad de Israel y la protección de los civiles palestinos.
La esperada cumbre de emergencia en Jordania, cancelada abruptamente tras el ataque al hospital, plantea serias dudas sobre el futuro del diálogo con los países árabes. Matthieu Mabin, corresponsal de France 24 en Washington, señaló que la ausencia de interlocutores árabes durante la visita de Biden podría indicar el fin del diálogo con los actores clave de la región, una situación que Estados Unidos intentaba evitar.
Respaldo de Estados Unidos a Israel
A pesar de la cancelación de la cumbre, Biden ha decidido continuar su visita a Israel, comprometiéndose a abordar asuntos espinosos y plantear cuestiones difíciles al Gobierno israelí. El presidente estadounidense respaldó la posición de las autoridades israelíes sobre el reciente ataque al hospital en Gaza, mientras que se comprometió a trabajar con Israel para evitar más pérdidas de vidas civiles.
La visita de Biden a la región no está exenta de riesgos, especialmente considerando el contexto de alta tensión y el reciente ataque con cohetes que obligó al secretario de Estado, Antony Blinken, a refugiarse en un búnker con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Además, la falta de garantías sobre la entrada de ayuda humanitaria en Gaza y la incertidumbre en torno a los ciudadanos estadounidenses retenidos por Hamás plantean desafíos adicionales para la misión de Biden.
En un movimiento destinado a disuadir futuras hostilidades, Estados Unidos ha desplegado dos portaaviones en el Mediterráneo oriental. A pesar de la postura de apoyo de Estados Unidos a Israel, la capacidad limitada de control sobre la situación y la parálisis política en el Congreso estadounidense presentan obstáculos para una respuesta contundente a la crisis en curso. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con atención los resultados de la visita de Biden, que podría influir en el futuro de la región.
