El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado un nuevo recorte en los tipos de interés de 0,25 puntos porcentuales, en un esfuerzo por apoyar la recuperación económica tras observar una reducción progresiva de la inflación. La medida, aprobada por unanimidad, reduce el tipo de facilidad de depósito al 3,5%, mientras que el tipo de las operaciones principales de refinanciación se ajusta al 3,65% y el marginal de crédito al 3,90%. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, justificó esta decisión basándose en la desaceleración de la inflación subyacente y la transmisión efectiva de la política monetaria.
Este recorte supone el segundo de este año y busca consolidar una política de moderación gradual del endurecimiento monetario, después de un período de tipos de interés históricamente altos que comenzaron en respuesta a una inflación descontrolada, la cual llegó a superar el 10% en octubre de 2022. Tras esta decisión, los mercados financieros se han mantenido estables, en parte porque ya anticipaban una medida similar. Los inversores esperan al menos un recorte adicional en 2024, aunque Lagarde no ha confirmado esta posibilidad y ha subrayado que el BCE continuará evaluando los datos en cada reunión antes de tomar nuevas decisiones. «Qué será, será», comentó la presidenta en español, destacando la naturaleza incierta de los futuros movimientos.
Previsiones
Por otro lado, el BCE ha mantenido sus previsiones de inflación para los próximos tres años: 2,5% en 2024, 2,2% en 2025 y 1,9% en 2026. Sin embargo, revisó al alza sus expectativas de inflación subyacente, que se espera sea del 2,9% en 2024 y del 2,3% en 2025, debido a la presión de los precios en los servicios. Lagarde advirtió que la inflación podría aumentar hacia finales de este año, pero espera que regrese hacia el objetivo del 2% en la segunda mitad de 2025.
En cuanto al crecimiento económico, el BCE ha reducido ligeramente sus previsiones. Se espera un crecimiento del PIB del 0,8% en 2024, aumentando al 1,3% en 2025 y al 1,5% en 2026. Estas cifras reflejan una menor contribución de la demanda interna y unas condiciones financieras restrictivas que continúan limitando la actividad económica, afectando el consumo privado y la inversión.
Riesgos para la economía europea
Lagarde también señaló riesgos adicionales para la economía europea, como las posibles disrupciones comerciales, la subida de los precios de la energía en medio de tensiones geopolíticas, y una posible reducción de las exportaciones europeas. Además, destacó la importancia de las reformas estructurales, como las propuestas en el plan Draghi, para fortalecer la economía europea y mejorar la productividad.
La mayoría de los analistas espera un nuevo recorte de tipos en la próxima reunión del BCE en diciembre, aunque hay incertidumbre sobre lo que sucederá en la reunión de octubre. La presidenta del BCE insistió en que no hay una senda predefinida para los recortes y que cualquier decisión dependerá de los datos disponibles.
A pesar de los desafíos, la inflación ha retrocedido hasta niveles cercanos al objetivo del BCE, en parte gracias a la reducción de los precios del gas y el petróleo. Mientras que algunos países como España y los Países Bajos muestran un crecimiento más robusto, Alemania sigue rezagada debido a la debilidad de su sector industrial. La situación del mercado laboral también presenta señales positivas, con la tasa de desempleo en mínimos históricos desde la creación del euro.
La presidenta del BCE ha ganado críticas entre los hipotecados a tipo variable, quienes han visto sus cuotas aumentar debido a la política de tipos altos. Sin embargo, el descenso del euríbor por debajo del 3% sugiere una posible mejora en su situación. Por otro lado, los ahorradores conservadores y los bancos podrían enfrentar desafíos a medida que disminuyen las expectativas de beneficios derivados de las altas tasas de interés.