La suerte de pinos, un modelo ancestral de repartición de los beneficios obtenidos de la madera entre los vecinos de la Comarca de Pinares (entre las provincias de Soria y Burgos), ha permitido que, históricamente, los montes estén limpios y se produzca un bajo número de incendios forestales.
Esta estrategia para evitar que prendan los bosques destaca en un momento del año en que los incendios están a la orden día en España. Los que han tenido lugar en Ávila y en la isla de La Palma en los últimos días ya están, por suerte, estabilizados.
Y es que, esta práctica ha favorecido una conciencia de cuidado hacia el bosque entre sus habitantes, algo que ahora se ve amenazado por la reducción de la población en muchos pueblos.
«Desde el momento en que los recursos naturales son un beneficio para los pobladores, esto supone una garantía de perdurabilidad» explica a EFE Ramiro Ibáñez, alcalde de Canicosa de la Sierra, uno de los pueblos pertenecientes a esta comarca.
¿En qué consiste la suerte de pinos?
En cada pueblo se cortan un número determinado de pinos dependiendo de las posibilidades del monte; y la ‘suerte’, por la cual cada vecino recibe una dotación económica diferente en cada municipio, es una parte correspondiente a la gestión forestal total del monte, por lo que ha aseverado que esta como tal no basta solo para evitar los incendios, añade Pablo Ibáñez, concejal de montes en el mismo municipio.
Ahora mismo es otro elemento de gestión más, pero «gracias a la suerte de pinos tenemos amor al monte, se empezó a trabajar en él en nuestra zona y se creó una industria asociada; y el vivir del monte supone limpiarlo y cuidarlo», enfatiza Ibañez.
«Casa con humos» para comprobar si se puede optar a la dotación económica
Para optar a la suerte de pinos hay que ser mayor de 25 años y vivir en el pueblo, hecho que tradicionalmente se comprobaba a través de la llamada «casa con humos», una práctica antigua que «básicamente consistía en ver si una vivienda echaba humo por la chimenea».
El jefe del cuerpo de bomberos voluntarios de Quintanar de la Sierra, otro de los municipios de la comarca, Alberto González, insiste en la baja cifra de incendios forestales y asegura que, en el momento en el que aparece algún atisbo de fuego, son muchos los que se lanzan a colaborar en su extinción, porque «no es lo mismo apagar un fuego entre ocho que entre ochenta».
En la parte soriana de la comarca, la alcaldesa de San Leonardo de Yagüe, Belinda Peñalba, detalla a EFE que en los seis años que lleva en el Ayuntamiento, dos al frente y cuatro como concejala, no recuerda ningún incendio forestal.
La práctica reduce el número de incendios forestales, pero «hace falta meter muchísimo dinero»
Sin embargo, algunos de los ediles como el jefe de bomberos voluntarios coinciden en reclamar una mayor inversión en la zona para el cuidado y mantenimiento de sus bosques.
El alcalde de Canicosa de la Sierra ha reclamado además infraestructuras como una guardería y ha señalado la utilidad que tiene para evitar incendios, ya que «la guardería fija población» y la presencia física es indispensable para el control efectivo de la zona, según Ramiro Ibáñez.
Por su parte el jefe de bomberos voluntarios en Quintanar lamenta el estado de algunos montes y de las pistas forestales por las que tienen que subir con los camiones, atribuyéndolo a la ausencia de ganado que haga limpieza, pero también a que «hace falta meter muchísimo dinero».