El líder de Vox, Santiago Abascal, anunciaba este miércoles 29 de julio que presentará una moción de censura contra el Gobierno de Pedro Sánchez en el mes de septiembre. Su estrategia pone contra las cuerdas al PP, al que insta a sumarse a ella. La formación de ultraderecha sabe que si los populares se niegan, ellos podrían erigirse como primer partido de la oposición. Al menos en apariencia.
La presión le llega al PP también del lado contrario. El propio Sánchez se dirigía a Casado para preguntarle “a ver qué hace”. Y le recordaba que “no se lo han puesto fácil”. “Tenga usted cuidado”, le advertía, porque “a riesgo de mimetizarse con la ultraderecha acaba usted fagocitado”.
El PP decide entre votar con la ultraderecha o posicionarse con la izquierda.
El PP se queda así contra las cuerdas, teniendo que alinearse con la ultraderecha o votando en esa moción de censura lo mismo que la izquierda que, curiosamente, echó del Gobierno por este mismo método a Mariano Rajoy en 2018.
Parece que los de Casado, de momento, lo tienen claro. Y aún a riesgo de votar igual que sus adversarios políticos, se han desmarcado de una moción de censura llamada al fracaso desde la primera línea. A Abascal no le dan los números, y aunque ha asegurado que está abierto a dialogar con todos los partidos de la Cámara Baja, lo cierto es que el resto no parece muy por la labor.
