La píldora postcoital o ‘píldora del día después’ cumple este martes 23 de marzo 20 años, desde que fue autorizada por la Agencia Española del Medicamento, con los porcentajes más bajos de uso, sólo un 3% de las mujeres en edad fértil han recurrido a ella durante los meses de pandemia.
Según datos aportados por el presidente de la Sociedad Española de la Contracepción (SEC), José Gutiérrez Alés, esta bajada “drástica” de uso -en 2019 era utilizada por el 30% de las mujeres- se debe principalmente al “efecto confinamiento” que ha dificultado el acceso a este fármaco en los centros de salud, que es el lugar adonde recurre principalmente la mujer que lo usa por primer vez, pero también a una disminución de las relaciones sexuales.
El bulo del aborto
Desde que el 23 de marzo de 2001 se autorizó esta píldora de urgencia, que comenzó a comercializarse en mayo de ese año, el fármaco se enfrentó a multitud de bulos como que era una píldora abortiva, algo contra lo que han luchado las sociedades científicas que han acreditado su efecto anovulatorio que nada tiene que ver con el aborto.
Pese a ello y al tiempo transcurrido, desde la Presidencia de la SEC aseguran que todavía hay mitos y faltan campañas de educación sexual y de información en el ámbito rural donde el acceso a la píldora se complica al no contar en muchos lugares con centros médicos cercanos o farmacias de guardia.
La comercialización de la píldora de urgencia dio un salto en 2009 cuando se autorizó su dispensación en farmacias sin receta médica. Sin embargo, esta mayor accesibilidad no derivó en un aumento del consumo ya que las usuarias, y más las primerizas, prefieren que sea un médico acreditado quien se la recete.
Gutiérrez Alés explica que la dispensación en farmacias derivó en que se considerara un medicamento de “urgencia, que no de emergencia”. De esta forma, catalogado como urgente, la farmacia está obligada a disponer del anticonceptivo, cosa que no ocurre si estuviese clasificado como medicamento de emergencia como en el resto de Europa.
Píldora anticonceptiva: verdades y mitos sobre su uso.
— SEC (@SEContracepcion) February 19, 2021
El País destaca que la encuesta de la SEC revela los recelos de muchas mujeres sobre este fármaco, aunque los expertos recalcan su seguridad siempre que esté indicado por un médico.https://t.co/jHxoYkigcY
Tres fármacos anticonceptivos en España
Ante un posible embarazo no deseado, en la actualidad en España se dispone de tres fármacos que se prescriben en función del tiempo transcurrido desde el coito de riesgo.
En declaraciones a Efe, Gutiérrez Alés explica que los dos primeros tienen efecto anovulatorio y son los más utilizados porque la mujer que acude a por la píldora del día después sabe que la efectividad depende del tiempo de actuación.
El primero y más habitual está basado en el leovornogestrel (dos marcas Norlevo y Postinor), que previene el 95% de los embarazos y tiene un uso de 72 horas después del coito de riesgo.
Mientras que el segundo tiene una eficacia de cinco días y se basa en acetato de ulipristal, una molécula de última generación, que se comercializó en 2015 con el nombre comercial de EllaOne. Este fármaco evita el 99% de los embarazos.
El efecto del tercer método es antiimplantatorio. Se denomina diu de cobre y crea un ambiente hostil dentro del endometrio que hace que la implantación se dificulte.
Ninguno de ellos es abortivo, ya que actúan previo a la implantación del óvulo, asevera el presidente de la SEC. De hecho, son medicamentos que evitan los abortos que se pudieran producir después de la implantación del óvulo, insisten los expertos.
Efectos secundarios y la importancia de conocer las contraindicaciones
Mar Muñoz, jefa de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario La Paz (Madrid), afirma con rotundidad que “las píldoras son seguras”. Eso sí, recalca, “no son inocuas”. La experta recuerda que, como todos los medicamentos, presentan una serie de contraindicaciones y efectos adversos que se deben tener en cuenta previamente. “Una mujer no debería empezar a tomar una píldora por su cuenta y riesgo, tiene que ser siempre prescrita por un médico, que va a chequear previamente los principales problemas que pueden producirse”, explica la doctora.
Los efectos secundarios más frecuentes son tensión mamaria, retención hídrica, cefalea, ligero aumento de peso, incremento de celulitis, inhibición del deseo sexual, acné, alteración del estado de ánimo o manchas en la cara. Efectos que, tal y como asegura Francisco Carmona, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Clínic de Barcelona y catedrático de la Universitat de Barcelona, son “leves y bien tolerables”.
Se pueden producir efectos secundarios más graves que, según Gutiérrez Alés, tienden a aparecer al poco tiempo de comenzar a tomar la pastilla y suelen estar relacionados con las contraindicaciones. Algunos de ellos son un aumento de los triglicéridos, aparición de trombosis, coágulos de sangre en piernas o eritemas nodosos o multiformes.
Por tanto, conocer las contraindicaciones (en qué supuestos la pastilla no está indicada) es casi tanto o más importante que los efectos adversos. La lista es extensa: mujeres con migrañas con auras, pacientes que hayan padecido un cáncer de mama reciente, personas con diabetes descompensada, hipertensas o con problemas hepáticos de cierta relevancia como la hepatitis… Y, sobre todo, tener tendencia a padecer tromboembolismos, la píldora eleva en estos pacientes el riesgo de accidentes cardiovasculares y coágulos.
