En solo unos meses, España ha pasado de abanderar en la Unión Europea la imposición de sanciones contra Venezuela a pedir más diálogo. Un giro de 180 grados que llegaba con el Gobierno de Pedro Sánchez. Ahora, el Ejecutivo busca aliviar parte de la presión sobre Maduro y forzar una mediación y negociación entre las partes.
Un giro que ha sorprendido en la UE y en el propio Ministerio de Exteriores, después de años remando en una dirección totalmente contraria.
En mitad de la ola de represión que vive Venezuela, España apostará por revolucionar su política con el país. Tanto es así que Borrell ha logrado incluir el debate en la UE de cara al almuerzo que los ministros de Asuntos Exteriores europeos tendrán este lunes.
Borrell se encargará de explicar a sus socios la nueva postura de Moncloa, que se alinea con Zapatero en contra de las sanciones. En consonancia con el ex presidente, el Gobierno español asegura que estos castigos no darán resultado. También que pueden ser contraproducentes.
Apuestan además por el «diálogo» como la mejor vía. A pesar de que el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo hayan denunciado en numerosas ocasiones las violaciones de los derechos humanos por parte del Gobierno de Maduro.
Sanciones
España asegura que las sanciones existentes no se tocan, pero que no habrá castigos adicionales. Un balón de oxígeno a Maduro que llega desde Madrid.
En enero de este año, el Consejo de UE aprobaba una batería de sanciones. Entre ellas, el embargo de material militar o policial que pudiera servir para reprimir a los ciudadanos. También castigos concretos contra siete altos cargos del Gobierno de Maduro.
Entre ellos, a Diosdado Cabello, mano derecha del presidente venezolano o Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo.