Rusia espió a oficiales del Ejército de Alemania mientras discutían posibles escenarios militares relacionados con el suministro de misiles de crucero Taurus a Ucrania, a pesar de un veto impuesto por el canciller Olaf Scholz. Los servicios secretos alemanes no se sorprendieron por este acto de espionaje, ya que lo consideran parte de la estrategia de guerra de información de Rusia. Medios estatales rusos divulgaron la grabación de estas conversaciones, lo que provocó dudas dentro de la OTAN sobre la confiabilidad de Alemania. El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, calificó el incidente como un “ataque híbrido de desinformación” de parte de Rusia.
La ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser, junto con Thomas Haldenwang, presidente de la Oficina de Protección de la Constitución, destacaron el incremento de las amenazas de espionaje ruso, especialmente después de que Alemania expulsara a 40 diplomáticos rusos sospechosos de espionaje en 2022.
Métodos de espionaje cada vez más agresivos
Haldenwang advirtió que Rusia adaptaría y haría más agresivos sus métodos de espionaje, incluido el asesinato de un exiliado checheno en Berlín en 2019, que se sospecha un servicio secreto ruso ordenó. Esta no es la primera vez que un escándalo de espionaje ruso sacude a Alemania. El pasado mes de diciembre comenzó un mediático juicio contra dos acusados de haber entregado información de los servicios secretos alemanes para el exterior (BND) al servicio de inteligencia nacional ruso FSB tras el inicio de la guerra de Ucrania.
Desde el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, Alemania ha experimentado un notable incremento en la propaganda hostil. Haldenwang ha expresado su preocupación por la influencia de Rusia en la diáspora rusa en Alemania, aunque la mayoría parece resistirse a la propaganda. Además, el descubrimiento de un empleado del Servicio Federal de Inteligencia de Alemania (BND) entregando documentos al FSB ruso ha llevado a un endurecimiento de las medidas de seguridad dentro de la agencia.