El conflicto en Nagorno Karabaj vive un nuevo capítulo de tensiones. Armenia ha acusado a Azerbaiyán de llevar a cabo un bombardeo que ha dejado al menos 25 personas muertas y más de 100 heridas. El ataque se produjo el martes, en respuesta a lo que Azerbaiyán ha descrito como “provocaciones” por parte de las fuerzas armenias en la región.
El Ministerio de Defensa de Azerbaiyán emitió un comunicado en el que afirmó que el objetivo de los bombardeos era “desarmar y asegurar la retirada de las Fuerzas Armadas armenias” de Nagorno Karabaj. Sin embargo, los defensores de Karabaj denunciaron que el ataque se dirigió contra objetivos civiles y acusaron a Azerbaiyán de violar el alto el fuego pactado en 2020.
Gegham Stepanián, el defensor del pueblo de Nagorno Karabaj, confirmó que el ataque había dejado al menos 25 muertos, incluyendo a dos civiles, uno de ellos un niño, y 138 heridos, de los cuales 29 eran civiles. Las autoridades de la autoproclamada República de Artsaj, como se conoce a Nagorno Karabaj en Armenia, han calificado el bombardeo de Azerbaiyán como una política “genocida” destinada a “destruir físicamente” la presencia armenia en la región. El ministro de Exteriores de Nagorno Karabaj, Sergéi Ghazarián, hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para tomar medidas y detener la agresión de Azerbaiyán.
Reacciones
El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, también se pronunció sobre la situación y denunció la pasividad de las fuerzas de paz rusas desplegadas en la región. Instó a la ONU a tomar medidas para evitar una “limpieza étnica”. Francia, a través de su presidente Emmanuel Macron, ha solicitado una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en respuesta a la escalada del conflicto. El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, expresó su “honda preocupación” y llamó a Azerbaiyán a detener su ataque.
Bombardeo tras bombardeo de Azerbaiyán también han provocado una alarma generalizada entre la población de Nagorno Karabaj, con ciudadanos corriendo hacia refugios antiaéreos al escuchar las explosiones. La región se ha visto sumida en una crisis tras nueve meses de bloqueo casi total por parte de Azerbaiyán.
Un conflicto con profundas raíces históricas
El conflicto en Nagorno Karabaj se remonta a la década de 1980, y a pesar de esfuerzos por alcanzar acuerdos de alto el fuego, las tensiones han persistido. Azerbaiyán lanzó una ofensiva en 2020 que resultó en la recuperación de territorios anteriormente controlados por Armenia. A pesar de un alto el fuego mediado por Rusia, las tensiones han continuado y han llevado a esta última escalada.
El conflicto en Nagorno Karabaj, una región en el Cáucaso Sur, tiene raíces profundas en la historia y la geopolítica de la región. Este enclave, poblado principalmente por armenios étnicos, ha sido objeto de disputa entre Armenia y Azerbaiyán durante décadas.
La desintegración de la Unión Soviética en la década de 1990 llevó a un conflicto armado a gran escala entre ambos países, que resultó en la independencia de facto de Nagorno Karabaj y la ocupación de varios territorios azeríes circundantes por parte de las fuerzas armenias. A pesar de un alto el fuego en 1994, el conflicto nunca se resolvió por completo, y las tensiones continuaron latentes.
Estas tensiones entre Armenia y Azerbaiyán es un ejemplo de la complejidad de las disputas territoriales en el Cáucaso, donde las rivalidades históricas, étnicas y geopolíticas se entrelazan, lo que hace que su resolución sea extremadamente difícil. Además, la participación de actores regionales e internacionales, como Rusia y Turquía, agrega otra capa de complejidad a la situación.
