El Banco Central Europeo (BCE), bajo la presidencia de Christine Lagarde, ha tomado la decisión de mantener los tipos de interés en el 4,5%, a pesar de la confirmación de un frenazo económico en la zona euro y una revisión a la baja de las expectativas de inflación. Esta decisión refleja el compromiso del BCE de contener las presiones inflacionarias internas, marcadas especialmente por el crecimiento de los salarios, incluso a costa de sacrificar el crecimiento económico a corto plazo.
Durante la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, Lagarde indicó que, aunque la inflación ha disminuido desde la última reunión, las presiones inflacionarias internas continúan siendo una preocupación debido al fuerte aumento de los salarios. La institución espera que la inflación promedio se sitúe en el 2,3% este año, una cifra más cercana al objetivo del 2% para 2025, gracias en parte a la disminución de los precios de la energía.
El BCE revisó sus proyecciones económicas, anticipando un crecimiento modesto del 0,6% para este año, seguido de una expansión del 1,5% y 1,6% para 2025 y 2026, respectivamente. Estas cifras evidencian la fragilidad de la economía de la zona euro frente a competidores como Estados Unidos o China, aunque también se espera un rebote en la segunda mitad del año.
Horizonte económico en junio
A pesar de la presión para comenzar a reducir los tipos de interés, especialmente con la esperanza de un primer recorte en abril, Lagarde subrayó que el BCE necesita más datos antes de poder actuar con mayor seguridad. La institución no ha discutido aún un posible recorte de tipos, sino un cambio en su orientación restrictiva.
La postura del BCE de esperar más datos refleja una cautela ante las incertidumbres de frenazo económico, manteniendo una política monetaria restrictiva en un contexto de moderación de la inflación más intensa en Europa que en otras regiones. Lagarde también hizo un llamado a los gobiernos para acelerar la implementación del plan europeo de recuperación y adoptar reformas estructurales.
Los mercados reaccionaron positivamente a las declaraciones de Lagarde, con una apreciación del euro frente al dólar y un descenso en los rendimientos de la deuda soberana. Aunque los analistas anticipan que el primer recorte de tipos podría no ocurrir hasta junio, la dirección futura del BCE dependerá de la evolución de los datos económicos y salariales en los próximos meses.