El conflicto entre Israel e Irán ha escalado significativamente la tensión geopolítica después de que Irán lanzara un ataque con drones y misiles sobre el país presidido por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Este ataque, uno de los más grandes hasta la fecha, incluyó más de 170 drones explosivos y 120 misiles balísticos, y el sistema de defensa israelí interceptó la mayoría de ellos.
El ataque se produce en un contexto de tensión creciente, exacerbado por acciones previas como el asesinato de generales iraníes por parte de Israel en Siria, lo que llevó a Irán a prometer represalias. Además, la situación humanitaria en Gaza, que ha visto grandes pérdidas de vidas civiles, podría estar influyendo en la dinámica regional, atrayendo críticas internacionales hacia Israel y posiblemente ganando a Irán cierto apoyo soft power en el mundo musulmán.
Las consecuencias geopolíticas del ataque ya se están manifestando, con cierres de espacio aéreo en varios países de la región y una movilización defensiva generalizada. Israel, por su parte, ha cerrado su espacio aéreo y ha aumentado la alerta en sus defensas civiles y militares. La comunidad internacional, incluidos Estados Unidos y varios países europeos, han expresado su apoyo a Israel y han llamado a la desescalada de la situación.
Irán ha justificado su ataque como una defensa propia legal de su tensión con Israel, citando ataques previos de este contra sus intereses. Sin embargo, este acto escalador pone en peligro la estabilidad de toda la región, con potenciales represalias y una mayor implicación militar de otras naciones y actores no estatales en el conflicto.