Más de media Europa se ha quedado sorprendida con los gritos y llamadas al orden de John Bercow, presidente de la Cámara de los Comunes. Bercow, de llamativo pelo blanco, estrafalarias corbatas y singular voz es quien arbitra los partidos que se disputan en el Parlamento de Reino Unido. Allí, 650 parlamentarios abarrotan la sala.
Estos parlamentarios deben comportarse correctamente, controlar los turnos de palabra y respetar a sus contrincantes. De no ser así, ya está Bercow para recordarlo y si la situación lo requiere… Ordeeeeer!
Pero, ¿quién es John Bercow?
John Bercow es un político británico miembro del Partido Conservador. Bercow nació en Middlesex en el seno de una familia judía y se graduó en la Universidad de Essex en 1985.
Bercow lleva 10 años siendo presidente de la Cámara de los Comunes. Aunque este 2019 parece ser el último, puesto que ya tiene decidido retirarse este verano. De esta manera, podría conseguir el título nobiliario de lord que es otorgado por la corona de Reino Unido. De no conseguirlo, Bercow pasaría a la historia como el primer speaker en 235 años que no recibe el título de lord cuando se retire.
Un fenómeno llamado Bercow
El presidente de la Cámara ha sido criticado por alguna actuación despótica acontecida en la sala. Además, en una ocasión, un parlamentario le acusó de imparcialidad tras comprobar que llevaba en su coche una pegatina contra el Brexit. A lo que Bercow respondió que esa pegatina estaba en el parabrisas del coche de su esposa, lo que provocó la risa de algunos miembros del parlamento. «Esa pegatina no es mía» sentenció.
Todo es muy normal
Si parece extraño, sorprende o incluso puede ocasionar alguna carcajada es lo más normal. Le ha pasado a más de media Europa, quien no ha dejado de mirar y compartir a modo de ebullición el tan famoso y viral «Order!» de Bercow.
Sin embargo, esta manera de debatir temas tan importantes y delicados como un Brexit o la reciente moción de censura de Theresa May y que recibimos como algo tomado a «chirigota», en Reino Unido es más normal de lo que nos podemos imaginar.
Esta peculiar manera de afrontar debates políticos es una tradición que resiste al paso del tiempo. En una primera instancia, los parlamentarios votan «sí» o «no» y el presidente intuye, según el volumen, cuál es la opción más apoyada.
Inmediatamente, todos salen de la Cámara y se dividen en dos pasillos. El pasillo del «sí» y el pasillo del «no». Es entonces cuando llega el momento del recuento y sin apretar ningún botón van accediendo de nuevo a la Cámara.
Así se recuentan los votos en el Parlamento. Pura artesanía, pura diferencia, puro Reino Unido. Puro Ordeeer!