Este mismo sábado aparecía en el BOE publicado el nombramiento de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Y sólo unas horas después, en Zarzuela, prometía su cargo. Lo hacía ante el Rey, en el salón de audiencias, con Rajoy como testigo y sin Biblia ni crucifijo por primera vez en democracia.
El todavía ministro de Justicia, Rafael Catalá, era el primero en entrar a la sala de audiencias. Ejercía como notario mayor del Reino antes de dejar su cargo. Tras él, representantes de todos los poderes del Estado y de las más altas instituciones. También Mariano Rajoy y Ana Pastor como presidenta del Congreso, así como Pío García Escudero como presidente del Senado.
Sánchez rompía con el protocolo de todos sus antecesores y optaba por prometer el cargo solo ante la Carga Magna, a la que ha prometido proteger.
“Prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente con todas las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros”, ha dicho Sánchez.
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Sánchez prometía su cargo posando su mano sobre una Carta Magna abierta por el artículo 62, que establece las funciones del Rey en relación con el Gobierno.
Tanto el Rey como Mariano Rajoy han deseado suerte al nuevo presidente del Gobierno. Todos ellos hacían una foto de familia que es ya Historia de España.
Llegada a Moncloa
Tras prometer su cargo, Pedro Sánchez se dirigía a la Moncloa, que pisará por primera vez como presidente. Un relevo que se da este sábado, sólo un día después de ser elegido en el Congreso.
Es ya el intercambio de poderes más rápido de la democracia en España. Con él, Sánchez se convierte en el séptimo inquilino de la Moncloa. En unos días, además, se reunirá en la escalinata con sus ministros, todos del PSOE, como ha confirmado ya Margarita Robles en una entrevista radiofónica.