En enero de 2016, una foto del pequeño Murtaza Ahmadi se volvió viral, gracias a su versión improvisada de una camiseta de fútbol de su ídolo Lionel Messi. En la foto se mostraba con una camiseta hecha con una bolsa de plástico de rayas azules y blancas con los nombres de Messi y el número grabado en un bolígrafo en la parte posterior.
Esto llego a oídos del astro argentino, que le mandó dos camisas autografiadas, un balón firmado y fue a conocerlo personalmente meses después. Tras la repercusión, Ahmadi se hizo muy conocido en los medios. Algo que quizás no le haya venido muy bien.
Los problemas de Murtaza comenzaron después de la breve visita a Qatar donde conoció a su héroe. En noviembre de 2016, los talibanes invadieron el distrito de Jaghori en la provincia de Ghazni, donde creció.
“Los talibanes estaban matando a nuestros familiares y estaban registrando casas. Paraban coches y mataban a los pasajeros, registraban casas y mataban a personas”, decía el pequeño en una entrevista para CNN. “Los talibanes no nos dejaban jugar al fútbol ni salir de casa”, dijo. “Solíamos escuchar el sonido de ametralladoras pesadas, y Kalashnikovs, y cohetes. También oíamos a la gente gritar”.
Murtaza, en particular, se convirtió en blanco de amenazas desde su fama.”Desde el día en que Murtaza se hizo famoso, la vida se volvió difícil para nuestra familia”, dice su madre Shafiqa. “No solo los talibanes, sino que otros grupos también empezaron a pensar que Messi podría haberle dado mucho dinero. Dejamos de enviarlo a la escuela y nos amenazaban todo el tiempo”.
Murtaza le pidió a su madre que lo llevara a otro lugar. Finalmente, el padre del pequeño ayudó a ambos a escapar a la ciudad de Bamyan.”La última vez que vi a mi padre fue el primer día que vinimos aquí”, dijo Murtaza. “Luego regresó, y no lo he visto desde entonces. Lo extraño mucho. Cuando llama a mi madre, también hablo con él”.
Un tiempo después Murtaza y su madre viajaron a la capital, Kabul, donde ahora se esconden entre los muchos refugiados. Pero su madre todavía no se siente segura, temiendo que otros quieran secuestrar a su hijo debido a sus vínculos con el futbolista. “Hubiera sido mejor si Murtaza no se hubiera hecho famoso“, dijo. “Ahora nuestras vidas corren peligro tanto en nuestra ciudad natal como aquí en Kabul. Tenemos que estar todo el tiempo aquí dentro de casa”.
Minoría Hazara
Desde el día Murtaza se hizo famoso, la situación de la familia se ve agravada por el hecho de que son de la minoría Hazara, un grupo de chiítas afganos que son perseguidos por los talibanes y atacados brutalmente por IS-K, la franquicia afgana de ISIS.
Ahora Shafiqa está apelando a Messi nuevamente, esta vez por ayuda para salir del país. “Me gustaría que Messi ayude a Murtaza, nos ayude a salir de Afganistán para que Murtaza pueda tener un futuro mejor”.
