A partir del 1 de julio, España inicia su quinta presidencia del Consejo de la Unión Europea, sucediendo a Suecia en el liderazgo del semestre. La última vez que el país asumió esta posición fue en 2010, y su nueva presidencia se prolongará hasta el próximo 31 de diciembre.
Durante los siguientes seis meses, el país será responsable de coordinar las actividades del Consejo de la Unión Europea y representar a la institución en sus relaciones con las demás instituciones europeas. Esta presidencia es especialmente importante ya que corresponde al último tramo del ciclo institucional europeo antes de la elección de una nueva Comisión tras las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán en mayo de 2024.
¿Por qué lidera España este semestre?
La presidencia del Consejo de la Unión Europea rota entre los diferentes estados miembros cada seis meses, siguiendo un sistema de rotación y orden preestablecido. Conforme a este sistema, cada país de los Veintisiete asume el liderazgo aproximadamente cada tres años y medio.
Según el Tratado de Lisboa de 2009, las presidencias se organizan en «tríos», con tres países coordinando sus esfuerzos durante un periodo de 18 meses. En este caso, España inicia un trío que Bélgica y Hungría completarán en 2024.
¿Qué significa la presidencia para España?
La presidencia del Consejo de la UE representa una gran oportunidad para España. Como señala Raquel García, investigadora del Real Instituto Elcano y que recoge RTVE, «es una oportunidad para posicionarse en el centro de la agenda europea y del entramado institucional europeo». Aunque la presidencia también implica un aumento de responsabilidades, es una valiosa oportunidad para que los estados miembros puedan influir en las discusiones europeas y poner de manifiesto sus propias preocupaciones.
España tendrá que coordinar las negociaciones sobre varios expedientes abiertos, desde la agenda social hasta la transición ecológica y la transformación digital. El desafío será grande, pero también lo será la oportunidad de situar a España en el centro del debate europeo, y de ser visto como un estado miembro solvente y generador de consensos.
Presidencia en un papel limitado pero crucial
El papel del país que preside el Consejo de la Unión Europea es principalmente de coordinación y estructuración, impulsando el trabajo del Consejo sobre la legislación de la UE y garantizando la cooperación entre los Veintisiete. Sin embargo, a raíz del Tratado de Lisboa, la capacidad de influencia del país en presidencia ha disminuido, quedando limitada en muchos aspectos a una función de carácter eminentemente técnico.
A pesar de estas limitaciones, Manuel López Linares, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, destaca que la presidencia del Consejo de la Unión Europea para España tiene un «valor simbólico» importante y no menor en la actualidad. En su opinión, «la cabeza de nuestro jefe de Gobierno puede ser algo más visible y, sobre todo, se