El rey Felipe VI (Madrid, 30 de enero de 1968) no tiene un universo familiar que represente un apoyo en su necesidades afectivas e institucionales. Distanciado de su hermana mayor, la infanta Elena -y obviamente de su excuñado Jaime de Marichalar-, quien mantiene una endeble relación con la reina Letizia; sin lazos institucionales ni familiares con la Infanta Cristina, su hermana menor, ni con su cuñado, Iñaki Urdangarin; tampoco con su padre, Juan Carlos I, especialmente tras los escándalos económicos y amorosos, y más tras su marcha a Abu Dabi
Felipe VI accedió al trono el 19 de junio de 2014, coincidiendo con el caso Noós, en el que estaban imputados su cuñado Iñaki Urdangarin y su hermana la infanta Cristina, que no estuvo presente en la proclamación.
Las infantas Elena y Cristina y los demás parientes pasaron a ser sólo ‘familia del Rey’
Tras el acceso al trono de Felipe VI, la Familia Real pasó a estar formada solamente por los reyes Felipe y Letizia, sus dos hijas, y los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía. Las infantas Elena y Cristina y los demás parientes pasaron a ser sólo familia del Rey, pero eso no supuso el final de los conflictos que impidieran las crisis en la institución de la Corona.
El rey Felipe ha visto cómo un miembro de su familia era condenado a prisión: a Urdangarin le sentenciaron a seis años y tres meses de prisión –rebajados luego a cinco años y diez meses– por delitos de malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias por utilizar el Instituto Nóos para saquear fondos de instituciones públicas. La infanta Cristina, juzgada como cooperadora de dos delitos contra Hacienda, fue absuelta pero tuvo que pagar una multa de más de 265.000 euros como responsable civil por haberse lucrado de los negocios ilícitos de su marido.
Don Felipe revocó en 2015 el título de duquesa de Palma a su hermana y no se evitó el debate sobre si la infanta debería haber renunciado también a sus derechos sucesorios.
Las cuentas opacas, las amantes y la gestión errática de la crisis y la comunicación han alejado también a Juan Carlos I
Por otro lado, el rey Felipe VI ha renunciado a la herencia de Don Juan Carlos correspondiente a los fondos opacos que se han descubierto y le ha retirado su asignación al conocerse la investigación abierta por la Fiscalía de Suiza y también del Tribunal Supremo por el presunto fraude fiscal y blanqueo por ocultar supuestamente en Suiza 65 millones de euros en comisiones por la adjudicación de las obras del AVE a La Meca, en el que aparece implicada Corinna Larsen.
La Infanta Elena (20 de diciembre de 1963), casada con el aristócrata Jaime de Marichalar en 1995, se divorció en 2010, y es el único miembro de la familia real que parece se ha mantenido alejada de los escándalos, tal vez porque interrumpió su matrimonio a tiempo. El 19 de junio de 2014 dejó legalmente de integrar la Familia Real pasando a formar parte de familia del Rey.
Queda la reina emérita. Sofía ha sido una larga y silenciosa víctima del comportamiento de su marido, Juan Carlos I
Queda la reina emérita. Sofía ha sido una paciente y silenciosa víctima del comportamiento de su marido, Juan Carlos I. Esta actitud habría sido puesta en cuestión por la reina Letizia, que habría intentado concienciarla para que no soportara la humillación de la convivencia de sucesivas parejas con su marido. Esta diferencia de criterios sobre qué debe ser una obligación inherente al cargo y a la institución monárquica y qué debe ser erradicado por inmoral y humillante, habría llevado a Letizia a crear una pantalla protectora de sus hijas, a la que no quiere contaminar con una moral relativista, heredada de usos y costumbres de las cortes europeas, de las que se han escapado pocas.
