Tal y como avanzaban todas las encuestas, Jair Bolsonaro salía elegido presidente de Brasil este domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El candidato de ultraderecha superaba con un 55,13% de los votos a su rival, el izquierdista Fernando Haddad, que se quedaba en el 44,87%.
«Voy a gobernar al lado de la Constitución y por la unión del país», ha dicho Bolsonaro nada más salir elegido. También ha asegurado que «esto es una misión de Dios» y que, como tal, «no se elige, se cumple».
Con su victoria, Bolsonaro se convierte en el primer presidente de ultraderecha en Brasil desde la redemocratización del país. Su perfil se ajusta al de Donald Trump en EEUU o al de Matteo Salvini en Italia. Muchos le califican como el «el presidente del cambio». Y lo más probable es que así sea. El ultraderechista rompe con la década del Gobierno del Partido de los Trabajadores. Otros, en cambio, ven con miedo su próxima legislatura.
Bolsonaro ganaba en algunos de los estados más importantes de Brasil. Lograba conquistar a más de la mitad de la sociedad brasileña, desencantada con el Partido de los Trabajadores de Lula.
«Sabíamos por dónde estábamos yendo, ahora sabemos por dónde queremos ir. Todos juntos vamos a cambiar el destino de Brasil», dijo en su primer mensaje tras salir elegido.
Homófobo, racista…
El nuevo presidente de Brasil es conocido por sus declaraciones homófobas y racistas. Un estilo autoritario de exmilitar a la hora de hacer política. Suscita odios y pasiones a partes iguales. Lo que ha dividido a la sociedad brasileña.
Declaró la guerra al Partido de los Trabajadores desde sus inicios. «He venido aquí para limpiar el país de petistas», dijo. Algunos politólogos brasileños aseguran ya que el voto ha sido más un castigo para el partido de Lula da Silva que una recompensa al propio Bolsonaro.