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Educar al paciente dependiente y a sus familiares en el autocuidado diario es esencial para la continuidad asistencial

Los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz, Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba organizan una nueva sesión de su Taller de Cuidadores

Los Hospitales de Quirónsalud integrados en el Sermas organizaron el Taller de Cuidadores “¿Y después qué Cómo cuidar a mi familiar y cómo cuidarme yo”.

Los Hospitales de Quirónsalud integrados en la red pública madrileña -los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz, Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba– organizaron recientemente la cuarta edición de 2022 de su Taller de Cuidadores, en esta ocasión bajo el título “¿Y después qué? Cómo cuidar a mi familiar y cómo cuidarme yo”, con el fin de ofrecer información y formación, tanto a los pacientes como a los familiares que cumplen con el papel de cuidadores de una persona dependiente, sobre la labor diaria de sus cuidados.

El encuentro, celebrado en formato online, comenzó con las intervenciones de María José Martín, enfermera del Centro de Salud El Restón, y Virginia Yuste, enfermera de Continuidad Asistencial del hospital valdemoreño, quienes explicaron los diferentes niveles asistenciales que existen y la importancia de la continuidad asistencial que debe haber entre ellos. Asimismo, ambas ponentes resaltaron el papel fundamental que desempeñan los cuidadores e hicieron hincapié en la importancia de tomar medidas para mejorar el sueño y el descanso de esta figura imprescindible.

Cuidados de los pacientes

En relación con los cuidados de los pacientes, uno de los principales a tener en cuenta es el tratamiento de las úlceras por presión, producidas por el roce continuo con la cama o un asiento, así como por cualquier material con el que el paciente se mantenga en contacto durante cierto tiempo, como las gafas de oxígeno o la sonda nasogástrica. “Es una lesión que aparece en la piel o tejidos más profundos ocasionada por falta de circulación sanguínea, como resultado de una presión prolongada”, expuso por su parte Verónica Martín, enfermera de la Fundación Jiménez Díaz.

Para evitar la aparición de este tipo de úlceras, la experta aconsejó “una buena limpieza de la piel, el control de la humedad, el alivio de la presión, el uso de productos para su prevención y la reversión en su categoría primaria”. Sin embargo, advirtió que, si la úlcera es profunda, “debe ser tratada por profesionales sanitarios”.

Higiene del paciente y autocuidado del cuidador

Por su parte, Azucena Pulido, técnico en cuidados auxiliares de Enfermería del mismo hospital, centró el foco en el momento y acto de higiene del paciente. “Es necesario valorar el riesgo de deterioro de la piel, reduciendo así la colonización bacteriana, respetar al máximo la intimidad física, psíquica y sociocultural del paciente, y educarlo en el autocuidado” indicó la sanitaria.

En este sentido, el jabón neutro es el mejor aliado para un buen lavado, que se inicia desde las zonas más limpias a las que menos lo están, antes de pasar por un minucioso secado en los pliegues de la piel y extender crema hidratante por todo el cuerpo. Además, la experta explicó la manera en la que hay que movilizar al paciente. “Se realizará siempre que su estado basal de salud lo permita: si no se puede levantar, le cambiamos de postura en la cama, y si tiene más agilidad, podemos movilizarlo de la cama al sillón, varias veces al día, utilizando los dispositivos adecuados”, especificó.

Por último, en el taller se abordó la fisioterapia domiciliaria de la mano de Carmen Lázaro, experta en esta disciplina del Infanta Elena, quien destacó la trascendencia de conocer la propia condición física para paliar o reducir la carga física que supone ser cuidador. “Con el fin de realizar un correcto manejo del peso con total seguridad y protección, es necesario mantener una adecuada posición de la espalda, mientras se flexionan las rodillas”, aconsejó la fisioterapeuta.

La mejora de la condición física y la evitación de las posturas forzadas y el dolor son principios que el cuidador debe adaptar en su rutina diaria, mientras se dedica tiempo a su propio cuidado, ya que como asegura la fisioterapeuta: “para cuidar a los demás, hay que empezar primero por cuidarnos a nosotros mismos”.

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