- En este programa, pionero en el ámbito de la Geriatría, participan pacientes mayores de 70 años aquejados de linfoma, mieloma múltiple o leucemia linfática crónica, entre otras patologías oncohematológicas
- Una pulsera de actividad monitoriza número de pasos y horas de sueño, facilitando a la enfermera de Geriatría realizar un seguimiento en remoto desde el hospital
El Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, perteneciente a la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, ha puesto en marcha un proyecto para monitorizar la actividad física y hacer un seguimiento individualizado de los pacientes mayores con enfermedades oncohematológicas.
Este proyecto, en el que participan personas con edades superiores a los 70 años aquejadas de linfoma, mieloma múltiple o leucemia linfática crónica, entre otras patologías oncohematológicas, tiene como objetivo mejorar la adherencia a la prescripción de ejercicio físico que se les pauta desde el hospital. “Se trata de pacientes que llegan a la consulta de Geriatría desde el Servicio de Hematología y en los que, tras una valoración de su estado físico, determinamos que este es ‘robusto’ -que están en forma y tienen muy buena reserva funcional- o ‘frágil’, lo que supone que tienen un leve deterioro de la reserva funcional”, explica la doctora Cristina González de Villaumbrosia, jefa asociada del Servicio de Geriatría del centro.
En la práctica clínica habitual de este servicio hospitalario, a los pacientes frágiles se les realiza lo que se denomina “prehabilitación”, que consiste en la prescripción de una serie de medidas, que se centran principalmente en la realización de ejercicio físico y recomendaciones nutricionales, para mejorar su condición física, de manera que tengan una mayor tolerancia a los tratamientos quimioterápicos y una mejor evolución de su enfermedad. “En la consulta de Geriatría les dábamos unas pautas y una tabla de actividades que les sirviera de guía a la hora de realizar ejercicio físico, pero luego no hacíamos un seguimiento, y la percepción hasta ahora es que esas recomendaciones no se cumplían mucho”, apunta la doctora.
Objetivo: mejorar la adherencia
Este escenario es, precisamente, el que el Servicio de Geriatría mejorará con el proyecto. A los pacientes que aceptan participar, el Hospital Universitario Rey Juan Carlos les facilita una pulsera de actividad (wearable) durante seis meses, que permite a la enfermera de Geriatría realizar un seguimiento en remoto desde el hospital, incorporando los datos que aporta el dispositivo -sobre todo, el número de pasos y las horas de sueño-, a los obtenidos mediante una supervisión telefónica.
“La enfermera llama periódicamente a los pacientes para ver cómo se encuentran, animar a seguir por el mismo camino a aquellos que están haciendo un buen número de pasos, o motivar o ver qué problemas están teniendo las personas que no están andando lo suficiente”, señala la jefa asociada del Servicio de Geriatría del hospital. “También les pregunta si están realizando los ejercicios de la tabla de gimnasia, ya que esto no se puede medir directamente con la pulsera -continua-. Y si durante la llamada telefónica el paciente comenta algún problema que requiera valoración médica, la enfermera lo gestiona para citarle presencialmente con el médico”.
Este seguimiento, que también incluye una revisión presencial trimestral, se lleva a cabo durante los seis meses siguientes a la valoración en la consulta de Geriatría, que suele coincidir con el inicio del tratamiento con quimioterapia. Si durante ese tiempo la enfermera del servicio detecta algún signo que requiera valoración médica, el especialista valora esta posibilidad. Aun así, los pacientes frágiles tienen revisiones programadas con el geriatra a los tres meses, y por supuesto, todos siguen sus revisiones habituales con el hematólogo y la enfermera de Oncología del Hospital de Día.
“Las sensaciones que nos van transmitiendo los primeros pacientes que hemos incluido en el programa, que ya superan la quincena, son muy positivas. Nos cuentan que se encuentran mejor con la realización de algo más de ejercicio físico del que estaban acostumbrados, y se sienten mucho más ‘supervisados’ y seguros al saber que la enfermera de Geriatría les va a llamar y le pueden contar cualquier incidencia”, se congratula la doctora González de Villaumbrosia. A este respecto, destaca la “figura clave de la enfermera de Geriatría, que es el alma de este proyecto, en particular, y de una asistencia geriátrica de calidad, en general”.
Un proyecto global y pionero
Esta iniciativa forma parte de un proyecto global llamado ‘Oncología geriátrica en adultos mayores con linfoma: hacia un nuevo modelo de terapia personalizada’, que ha sido impulsado por el Hospital Universitario Rey Juan Carlos y la Fundación Jiménez Díaz, y financiado con una beca de Pfizer. La geriatra del hospital mostoleño explica que este centro “ha empezado de avanzadilla”, mientras que la Fundación Jiménez Díaz hará lo propio en breve.
La especialista también señala que, aunque este sistema de monitorización no es exclusivo del hospital porque se basa en el uso de pulseras extensamente comercializadas y porque la utilización de wearables ya está empezando a ser habitual en algunos ámbitos de la Medicina (como en rehabilitación cardiaca), “sí podemos decir que es un método pionero en Geriatría, dado que no solemos monitorizar la actividad física”.