El Alzheimer es la demencia más frecuente que existe en la actualidad. Se trata de un deterioro cognitivo o una demencia degenerativa, “lo que significa una pérdida de neuronas de forma siempre progresiva y que se caracteriza porque afecta, sobre todo, a la memoria, la orientación, la comprensión, el lenguaje, la capacidad para realizar acciones que el paciente antes sabía realizar y ahora no, así como a la conducta y el comportamiento”, explica el Doctor Rafael Arroyo, jefe de Servicio de Neurología de Olympia. Este experto, referente nacional e internacional en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, asegura que se trata de una enfermedad de una “importancia capital”.
Además, indica que el factor de riesgo más relevante en su aparición es la edad, ya que, “a los 70 años, entre el 6 y el 8 % de las personas pueden tener Alzhéimer y, a partir de los 80, en torno, al menos, a un 15 %”. En concreto, apunta a que, en España, puede haber cerca de 800.000 pacientes.
Cabe destacar, tal y como recuerda el Doctor Rafael Arroyo, que la esperanza de vida es cada vez mayor, por lo que esto trae consigo “un problema sociosanitario de gran envergadura. No hay que olvidar que este tipo de enfermedades afectan al paciente y a su familia, de ahí que es y será uno de los problemas más importantes a los que se va a enfrentar el mundo y, por supuesto, España, por la gran prevalencia, entre otras cosas”.
Un límite a las actividades cotidianas
Una vez descartado otro tipo de enfermedades, el diagnóstico del Alzheimer “debe basarse en un deterioro cognitivo lentamente progresiva”, sostiene, cuando el paciente va desarrollando alguno de los trastornos cognitivos mencionados anteriormente. “Para diagnosticar esta enfermedad, es importante que este tipo de alteraciones limite a los pacientes, aunque sea de una forma leve, cuando va a realizar las actividades de su vida diaria”, asegura el Doctor Arroyo. En ese sentido, señala que estas personas empiezan a necesitar ciertas ayudas que antes no requerían.
Pese a que la edad es el factor de peso más importante en la aparición del Alzheimer, el experto afirma que, en la mayoría de los pacientes, no se hereda, “pero hay una mayor tendencia familiar a padecerla, si bien es cierto que aún no conocemos con exactitud todos los genes que podamos dar como predictivos detrás de la enfermedad”.
En esa línea, el doctor asegura que se están relacionando algunos genes y que, en los siguientes cinco o diez años, se espera posiblemente que se desarrollen test en sangre, así como pruebas de imagen radiológica para, “en un futuro, prever qué personas, a partir de los 50 o 60 años, pudieran desarrollar la enfermedad de Alzheimer”. Según el experto, el Alzheimer afecta más a mujeres que a hombres, en una proporción no muy grande, “pero ellas están más afectadas, además de tener una mayor esperanza de vida”. En estos momentos al diagnóstico en las etapas más tempranas de la enfermedad va a ser un hecho crucial para el mejor a tratamiento global del paciente.
¿Se puede prevenir el Alzheimer?
Una de las grandes cuestiones que rodean al Alzheimer es la prevención. El neurólogo de Olympia sostiene que “no es factible prevenir la enfermedad, pero sí podemos establecer una serie de medidas que, sabemos, es altamente probable que consigan que los síntomas aparezcan más tarde”.
Precisamente, el Doctor Arroyo apunta que en la actualidad existen programas de prevención de la enfermedad de demencia “por los que sabemos que es importante la actividad física frecuente, así como la actividad cognitiva intelectual y la social. También son fundamentales las dietas adecuadas, prevenir los factores de riesgo cerebrovascular, sobre todo la tensión arterial, y un descanso y un sueño adecuados”, matiza.
Tal y como subraya el doctor, aunque la enfermedad puede desarrollarse cerebralmente, seguir este tipo de medidas tiene como resultado que, a veces, los síntomas no aparezcan o que lo hagan más tardíamente. El especialista asegura que están trabajando en ello, “en alimentar la conectividad de nuestras neuronas cuando llegamos a cierta edad. Aumentar esa conectividad va a favorecer que la enfermedad esté más silente y que los síntomas que afectan a nuestro día a día aparezcan más tarde”, concluye.