- La septoplastia consiste en la corrección de una desviación del tabique con el objetivo de mejorar la calidad de vida del paciente, mientras que la septorrinoplastia consiste en la corrección de la pirámide nasal
- El uso del microscopio en la septoplastia permite, de manera novedosa, minimizar las complicaciones y que el aprendiz pueda ver en pantalla todo lo que hace el cirujano
- El centro hospitalario aporta un diagnóstico completo para determinar el tratamiento más adecuado que, en última instancia, puede ser la cirugía
El Hospital Universitario General de Villalba, integrado en la red pública madrileña, ha celebrado la XI edición del Curso de Septoplastia Microscópica con el objetivo de formar de manera específica a profesionales en este tipo de cirugía. La formación se ha orientado a perfeccionar la técnica de los especialistas, pero también se ha centrado en la enseñanza de los médicos residentes.
El Doctor Álvaro Sánchez Barrueco, especialista del Servicio de Otorrinolaringología del hospital villalbino y uno de los organizadores del encuentro, ha resaltado que la calidad del curso radica en sus aspectos teóricos, pero tiene una orientación eminentemente práctica, con cirugía en directo. “El microscopio nos permite ser mínimamente invasivos y ver todo el proceso, con zoom, en una pantalla. Se observa todo lo que ve el cirujano y se discute cada aspecto de la operación”, asegura.
Funcionalidad antes que estética
A la hora de valorar estas intervenciones, es importante diferenciar entre septoplastia y rinoplastia: la primera está centrada fundamentalmente en la salud y la segunda, puede tener fines funcionales o, en ocasionales, solamente estéticos -caso este último, exclusivamente estético, no cubierto por el Sistema Nacional de Salud-. En este sentido, el Doctor Sánchez Barrueco explica que “la nariz que vemos a simple vista, con hueso y cartílago, es lo que denominamos la ‘pirámide nasal’ y el ‘tabique’ es lo que está por dentro de la nariz”. Además, señala que “la septoplastia es la corrección unitaria del tabique nasal, mientras que la rinoplastia, o la septorrinoplastia, es la corrección de la pirámide nasal”. Se pueden presentar problemas en la forma nasal que sean meramente estéticos y que no afecten a la respiración de la persona. Por el contrario, también puede existir una severa desviación del tabique que, aunque no sea perceptible físicamente, perjudique la salud del paciente. En los casos en los que esa desviación imposibilite una respiración adecuada se recomienda la septoplastia.
En ocasiones, la deformidad externa de la nariz también implica la desviación del tabique a nivel interno. En palabras del otorrinolaringólogo, “hay desviaciones de la pirámide nasal o de los huesos de la nariz, que son sintomáticas; es decir, que los huesos estén tan desviados que provoquen una dificultad a la hora de respirar. Aunque la mayoría de las veces esa deformidad externa únicamente se trata de un problema estético”. Los especialistas del hospital de Villalba otorgan más importancia a la salud que a la estética: “Lo que queremos es que la nariz funcione bien y el paciente tenga una adecuada respiración nasal. Obviamente, si la nariz está globalmente desviada, deberá corregirse, pero siempre con un fin funcional”, matiza el Doctor Sánchez Barrueco.
Tocar las narices: el último recurso
La septoplastia es una de las cirugías más habituales en Otorrinolaringología y en ella pueden usarse distintos dispositivos como el fotóforo, el endoscopio o el microscopio, que es el empleado en el centro villalbino por sus múltiples beneficios. No es una operación dolorosa, pero los primeros días de postoperatorio resultan incómodos para el paciente, al tener la sensación de una fuerte congestión nasal. “En la mayoría de los casos solemos taponar la nariz para evitar un sangrado nasal que, aparte de ser molesto, puede asustar al paciente; pero normalmente ese tapón lo retiramos al cabo de 24-48 horas y, poco a poco, la congestión nasal va disminuyendo”, comenta el Doctor Sánchez Barrueco.
No obstante, el especialista advierte que, aunque no es una intervención compleja, “no hay que perderle el respeto a la cirugía, al igual que no debemos hacerlo con cualquier otra actividad que pueda conllevar un riesgo”. El especialista afirma que la opción de operar al paciente se ofrece como una última alternativa: “Procedemos a una serie de pruebas, intentamos tratamientos médicos (principalmente con sprays nasales) y, si vemos que no se consigue el resultado deseado o que la sintomatología del paciente no mejora, es entonces cuando la cirugía tiene sentido”.
La desviación del tabique no constituye en sí un problema de salud grave, pero puede conllevar una rinitis o una sinusitis que afecten a la calidad de vida del paciente. Tras ofrecer un diagnóstico al paciente, es este quien decide si puede convivir con los síntomas asociados o si prefiere corregir la situación con una cirugía. “Tiene que haber una convivencia entre tener una desviación y tener una sintomatología suficiente como para operarse”, apunta el experto.
Formación como vía de perfeccionamiento
El Doctor Sánchez Barrueco ha enfatizado en la importancia de la formación constante de los cirujanos: “Nuestra responsabilidad es con las personas, de forma que tenemos que estar muy seguros de lo que hacemos, lo que atestigua la importancia de actualizar conocimientos de forma permanente”.
El éxito de esta y otras ediciones de la formación atrae el interés de médicos procedentes de diversos hospitales del país e, incluso, a nivel internacional. Estos cursos con cirugías en directo son posibles gracias a los voluntarios que acceden a que su operación sea objeto de estudio para otros médicos. “Queremos agradecer a todos esos pacientes que, en anteriores ediciones, no dudaron en intervenirse durante un curso de cirugía en directo y, de este modo, ayudaron a la docencia en un hospital universitario como el nuestro”, concluye el especialista.