Por sorpresa, como acostumbra a hacer Donald Trump, se anunciaba la última medida de la Casa Blanca respecto a los extranjeros. El presidente de EEUU aseguraba que expulsará a los universitarios internacionales si hay clases online el curso que viene.
Pendientes aún de si este próximo otoño habrá o no clases presenciales, los universitarios extranjeros tienen ahora otra preocupación. En caso de que sus centros decidan sumarse a las clases online, como prevención por el Covid-19, deberán abandonar el país inmediatamente. El riesgo, ser deportados a sus países de origen si no se marchan por sí mismos.
El departamento de Inmigración y Control de Aduanas de EEUU incluía esta medida en sus nuevas ordenanzas. Anuncian así un cambio legal después de que, tras cerrar las universidades, se permitiera a los universitarios extranjeros seguir en el país. El Departamento de Estado ya ha dejado claro que dejará de emitir visados para aquellos que se matriculen en centros que hayan decidido pasarse a las clases online.
La norma establece que los alumnos tendrán que abandonar EEUU o acogerse a centros que sí ofrezcan clases presenciales. Y tienen además sólo 10 días para actualizar el estatus de sus clases en sus fichas dentro del SEVIS (Sistema de información para estudiantes y visitantes de intercambio, por sus siglas en inglés).
En base a datos del Instituto Internacional de Educación, el año pasado se concedieron casi 400.000 visados a estudiantes internacionales. La ley les obliga a matricularse en un mínimo de clases presenciales para obtener los permisos. Y aunque ahora las circunstancias son especiales, la administración Trump no cambia de parecer.
Las reacciones críticas no se han hecho esperar. Algunos resaltan que los universitarios extranjeros aportan 45.000 millones de dólares a la economía del país. Y sus matrículas sirven para financiar el coste de los estudios para los americanos. Ha habido ya quien ha tachado la medida de “xenófoba y cruel”.
Planes universitarios
La medida llega en un momento en que las universidades están comenzando a hacer públicos sus planes para el próximo curso. Muchas han asegurado que retomarán las clases presenciales. Otras optarán por un modelo híbrido. Y algunas como las prestigiosas Harvard y Princeton se comprometen de momento a cursos online únicamente.
Trump ha visto ya en estos planes una maniobra para ayudar a los demócratas a ganar las elecciones de noviembre. A su juicio, no abrir las universidades es una decisión “por razones políticas” no por la pandemia.
La expulsión de estudiantes extranjeros va en el mismo camino que otras decisiones migratorias adoptadas últimamente por la administración Trump. Entre ellas, la de suspender la concesión de nuevos visados a trabajadores internacionales especializados. Lo que incluye profesores, investigadores, científicos o cuidadoras de niños. El argumento es que esos trabajos deben ser ahora para los americanos.
A su vez, prosigue el veto a viajeros procedentes del espacio Schengen. Una medida adoptada ya en marzo por la pandemia. Sin embargo, en Europa la situación está controlada, a diferencia de EEUU, cuyos casos siguen en aumento. Esta medida ha dejado atrapadas a miles de personas con visados que, en teoría, les permitirían entrar y salir libremente del país. Ahora, si abandonan EEUU, no podrían volver a entrar.
