Con particular agresividad, EEUU ha amenazado a los jueces de La Haya si siguen investigando los crímenes estadounidenses en Afganistán. El país americano se enfrenta así, una vez más, a la Corte Penal Internacional (CPI), vieja enemiga del ala más a la derecha de los republicanos de EEUU.
«Estados Unidos utilizará cualquier medio que sea necesario para proteger a nuestros ciudadanos y a los de nuestros aliados contra las acusaciones injustas de este tribunal ilegítimo», ha advertido John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Trump.
«No cooperamos con la CPI. Tampoco le prestaremos asistencia. No nos uniremos a ella. Dejaremos que muera ella sola. Después de todo, la CPI ya está muerta para nosotros», añadía el ultraconservador americano.
Bolton amenazaba en su discurso con prohibir a los jueces de La Haya entrar a EEUU. También procesarlos en la justicia estadounidense o imponer sanciones a fondos que pudieran tener en su sistema financiero. El castigo se ampliaría a cualquier empresa o Estado que colabore con esa investigación de la CPI contra ciudadanos estadounidenses.
EEUU ha asegurado que también impulsará acuerdos bilaterales para que terceros países se nieguen a entregar ciudadanos americanos al tribunal de La Haya.
«En noviembre de 2017, la fiscalía de la CPI solicitó autorización para investigar supuestos crímenes de guerra cometidos por militares y oficiales de inteligencia estadounidenses durante la guerra de Afganistán, una investigación que ni Afganistán ni ningún otro Estado ha solicitado. Ahora, cualquier día la CPI anunciará una investigación formal contra estos patriotas estadounidenses», ha dicho Bolton.
Relación EEUU-CPI
Durante el primer mandato de George W. Bush, EEUU ya se negaba a ratificar el Estatuto de Roma que en 2002 creaba la CPI. Hoy, el tribunal cuenta con 123 Estados firmantes. Su misión es llevar ante la Justicia a los autores de crímenes de guerra, contra la humanidad y genocidio.
Tras la llegada de Obama, EEUU se mostró más beligerante con el trabajo de la CPI. Incluso, colaboró en algunas investigaciones.
Sin embargo, la victoria de Trump volvía al estado anterior. Bolton no dudaba en acusar al tribunal de ser «superfluo» y de «violar la soberanía nacional» de EEUU.