El Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres es una de las figuras de alta diplomacia más importantes del mundo. Hace casi dos décadas que ocupa altos cargos en la ONU y antes lo hizo en su país, donde Guterres fue primer ministro de Portugal, además de presidir la Internacional Socialista. Su trabajo como líder de uno de los organismos más influyentes del mundo le posiciona en primera línea del complejo tablero geopolítico mundial que comandan Estados Unidos, China y Rusia, y en el que asoman India y países africanos como Sudáfrica y Marruecos para determinar el futuro más inmediato de la política internacional.
António Guterres es el noveno secretario general de la ONU desde su fundación en 1945. El 1 de enero de 2017 asumió el cargo y al concluir en 2021, renovó mandato para un segundo período, comprendido entre 2022 y 2026, al frente de la organización multilateral. A lo largo de su década como alto comisionado de la agencia para los refugiados de Naciones Unidas (Acnur), entre 2005 y 2015, Guterres estuvo al frente de la organización durante algunas de las peores crisis de refugiados de la historia, incluyendo Siria, Afganistán e Irak.
Guterres estuvo al frente de la organización durante algunas de las peores crisis de refugiados de la historia, incluyendo Siria, Afganistán e Irak.
El secretario general de una organización internacional como la ONU tiene una gran responsabilidad. El contexto geopolítico se antoja a cada año más complejo y la labor de equilibrar contrapesos es una tarea difícil. Guterres ha tenido que lidiar durante los últimos años con crisis globales como la pandemia del covid, la guerra en Ucrania, una inflación generalizada y el aumento global del coste de la vida, además de lidiar con las consecuencias del cambio climático.
Conflictos regionales
Sin embargo, el planeta también vive una serie de conflictos regionales con las que António Guterres, como líder mundial, debe mediar para llegar a soluciones pacíficas. Uno de ellos es la crisis de refugiados que ahora vive un repunte con el conflicto en Ucrania tras la invasión de Vladimir Putin. Guterres ha consolidado su imagen internacional desde que fuera Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) de junio de 2005 a diciembre de 2015.
Vivió de primera mano algunas de las crisis más graves de desplazamientos ocurridas en décadas, como consecuencia de los conflictos en Irak, Siria, Sudán del Sur, la República Centroafricana y Yemen, con más de 60 millones de desplazamientos en 2015, según Cronista. A estas crisis regionales se suman los conflictos en el norte de África con Marruecos y Argelia en el epicentro y un denominador común: el Sáhara Occidental.
India y Pakistán siguen muy presentes en el contexto internacional, al igual que Armenia y Azerbaiyán, Myanmar y la etnia perseguida de los rohingya y el conflicto de Israel y Palestina.
Además, en Asia se suman las tensiones entre China con la región de Taiwán, un conflicto que amenaza con convertirse en global, al igual que Ucrania. India y Pakistán siguen muy presentes en el contexto internacional, al igual que Armenia y Azerbaiyán, Myanmar y la etnia perseguida de los rohingya y el conflicto de Israel y Palestina.
Toda una serie de desafíos con los que António Guterres tiene sobre la mesa y que figuran en la agenda del secretario general de la ONU. El mundo dejó de ser hace tiempo bipolar, con Estados Unidos y Rusia como máximos representantes. El gigante asiático lleva décadas fraguándose como un actor internacional determinante. Guterres tiene cuatro años de mandato por delante en los que tendrá que hacer equilibrismos para calmar las aguas que se revolotean al más mínimo desliz diplomático.