La salida de Mark Rutte de la política de Países Bajos tras 13 años al frente de la nación ha abierto la puerta del Gobierno al ultraderechista Geert Wilders, líder de la extrema derecha, y su Partido por la Libertad (PVV), que se ha convertido en el más votado en las recientes elecciones. Tras 25 años en la política y una postura radicalmente anti-Islam, Wilders moderó su discurso, lo que le ha permitido alcanzar 37 escaños, algo que sugiere un cambio significativo en el panorama político holandés. Esta victoria plantea la formación de una coalición de gobierno, con Wilders necesitando el apoyo de partidos de centro y derecha, pese a que su retórica islamófoba y euroescéptica sigue siendo una característica definitoria de su partido.
La alianza de ecologistas y socialdemócratas (GroenLinks-Pvda), dirigida por Frans Timmermans, exvicepresidente de la Comisión Europea, se ha colocado como la segunda fuerza más votada, con 25 escaños. Aunque resignados, están dispuestos a trabajar desde la oposición, criticando la moderación superficial de Wilders, la cual ha logrado captar el apoyo del electorado.
El ascenso de Wilders en las encuestas se ha visto reflejado especialmente en ciudades como La Haya y Róterdam. Los votantes expresaron su insatisfacción con la coalición de centro derecha saliente, buscando alternativas en figuras como Wilders y el exdemocristiano Pieter Omtzigt.
Por otro lado, el VVD, liderado por Dilan Yesilgöz, adoptó una postura firme sobre la inmigración, logrando 24 escaños. Este enfoque sobre la inmigración ha sido tradicionalmente asociado con Wilders, quien ha planteado la posibilidad de un ‘Nexit’ y el cese del apoyo a Ucrania en su conflicto con Rusia.
Giro político en Países Bajos
A pesar de su discurso moderado, Geert Wilders sigue manteniendo posturas duras, como el cierre de fronteras a la inmigración, aunque ya no como una condición estricta. Su programa aún incluye propuestas como el cierre de mezquitas y escuelas musulmanas.
La coalición más factible por ahora incluiría al PVV de Wilders, el VVD de Yesilgöz y el Nuevo Contrato Social de Omtzigt, sumando un total de 81 escaños, superando la mayoría necesaria en el Congreso. La adición del apoyo del Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB) aumentaría esta cifra a 88 escaños. Sin embargo, la formación de una coalición coherente, tanto en el Congreso como en el Senado, sigue siendo un desafío histórico en la política holandesa.
Esta victoria marca un giro notable en la política de Países Bajos, abriendo interrogantes sobre el futuro político del país y el equilibrio entre los valores tradicionales de tolerancia y las posturas más extremas representadas por Wilders y su partido.