La cumbre del clima COP26, que empieza mañana domingo 31 de octubre en Glasgow, es la hora de la verdad para que los países demuestren su verdadero compromiso contra el cambio climático, seis años después de suscribir en el Acuerdo de París que se esforzarían para limitar a 2ºC -y, en lo posible, a 1,5ºC– el calentamiento del planeta en este siglo.
El histórico tratado de 2015, que impulsó una significativa reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y avances en tecnologías limpias, contempla que cada cinco años se revisen los objetivos globales de emisiones. Sin embargo, 6 años han pasado ya desde el Acuerdo de París. La pandemia ha provocado que se retrase un año la actualización de objetivos de emisiones de CO2.
Asimismo, la crisis del coronavirus provocó que en 2020 no se celebrase la cumbre del clima anual. La última edición tuvo lugar en Madrid en 2019.
Principal objetivo: acuerdo sólido para reducir emisiones a corto plazo
El primer desafío de la COP26, que se celebra hasta el 12 de noviembre y que aglutina desde el lunes 1 de noviembre a los principales líderes políticos mundiales, es «mantener viva» la aspiración de los 1,5ºC, lo que implicaría que los Estados asumieran «drásticas reducciones antes de 2030», además de la neutralidad de carbono en 2050, indica a Efe Nick Mabey, director del centro de estudios sobre el clima E3G.
Aunque el Reino Unido, la Unión Europea o Estados Unidos, entre otros, han incrementado sustancialmente su ambición para esta década, se espera conocer la posición de grandes economías actualmente muy contaminantes como China, India o Rusia.
A fin de lograr las reducciones necesarias, el Gobierno británico, organizador del foro, insta a los países a erradicar el carbón, atajar la deforestación, adoptar vehículos eléctricos y aumentar la inversión en energías renovables.
Más objetivos de la COP26
El éxito de la COP26, a la que han confirmado su asistencia unos 120 líderes, depende -aparte de alcanzar un compromiso real para reducir la emisión de gases contaminantes- de que los países desarrollados cumplan y extiendan el compromiso adquirido en 2009 de contribuir un total de 100.000 millones de dólares anuales para ayudar a los Estados en desarrollo a combatir el cambio climático.
En la misma línea, el tercer reto de la COP26 es hallar un consenso para compensar a los países que más sufren los efectos del clima -que se mantendrán aunque se reduzcan las emisiones-, a fin de que protejan los hábitats naturales, sin los cuales el mundo está en peligro.
Este apartado, conocido como «pérdidas y daños», requerirá financiación, de modo que los afectados puedan restaurar ecosistemas, construir sistemas de alerta y fortalecer su infraestructura para evitar la pérdida de viviendas, fuentes de subsistencia o vidas, apunta Anna Aberg, experta del Real Instituto de Asuntos Internacionales.
El cuarto objetivo de la COP26 es finalizar el marco normativo para aplicar plenamente el Acuerdo de París, en particular en referencia al polémico artículo 6 sobre mercados internacionales de carbono, por el que países o empresas que hayan emitido más de la cuenta puedan pagar a otros para que reduzcan una cantidad de gases equivalente.
Ausencia de Putin y Xi Jinping en la Cumbre
A pesar de los objetivos marcados, no aporta certidumbre el hecho de que importantes dirigentes, como el presidente chino Xi Jinping y el ruso, Vladimir Putin, no vayan a estar en persona en Glasgow -tampoco el papa Francisco-, pero Nick Mabey considera que «la clave son los anuncios que hagan».