El opositor venezolano Juan Guaidó dio este martes un giro de 180 grados a su política al abrirse a negociar con el Gobierno de Nicolás Maduro, una negociación en la que se mostró dispuesto, incluso, a discutir las sanciones internacionales bajo unas condiciones entre las que destacan la liberalización de los presos políticos.
El mensaje lo lanzó en un vídeo difundido en sus redes sociales, sin posibilidad, por tanto, de recibir preguntas, en el que apela a lograr un gran acuerdo que «debe surgir a través de un proceso de negociación entre las fuerzas legítimas democráticas, el régimen y las potencias internacionales».
En el mismo, también aboga por «el compromiso de la comunidad internacional para lograr la recuperación de Venezuela y ofrecer incentivos al régimen, incluyendo el levantamiento progresivo de sanciones, condicionado al cumplimiento de los objetivos fundamentales del acuerdo».
Cambio de estrategia
Guaidó mostró durante todo 2020 un rechazo a negociar con el Gobierno de manera abierta, una puerta que se abrió en el 2019 y con la que, entonces, mostró su escepticismo.
En ese momento, la oposición era mayoritaria en la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), pero las elecciones del 6 de diciembre, a las que no compareció el sector que él encabeza por considerarlas un fraude, lo desahució de esa cámara. Ante esa ausencia de la mayoría de la oposición en la lid electoral, el chavismo obtuvo el 92 % de los asientos en la AN, con lo que ahora el Parlamento está en manos del oficialismo y la preside uno de sus hombres fuertes, Jorge Rodríguez.
Precisamente, Rodríguez ha empezado, por instrucciones de Maduro, un proceso de negociaciones que busca incluir a todos los sectores y en el que Guaidó se negó a participar. Esas negativas sistemáticas han fracturado el liderazgo de Guaidó en la oposición y ha fortalecido la presencia de otros políticos como el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles, quien ha sostenido conversaciones con el oficialismo y ha obtenido, entre otras cosas, la liberación de medio centenar de presos políticos.
Con esos mimbres, lo primero que deberá hacer Guaidó para sentarse a la mesa con el Gobierno será tratar de fortalecerse, por lo que, en su mensaje, hizo un llamado, una vez más, a la unidad de la oposición y ofreció la posibilidad de renovar el liderazgo.
«Aspirar el liderazgo es legítimo y democrático. Yo estoy dispuesto a construir y participar en cualquier mecanismo que permita construir la mayor y mejor unidad posible y que legitime nuestra lucha», comentó.
Condiciones
Como punto de partida para esa negociación, el opositor pidió que se incluya la solicitud de «entrada masiva de ayuda humanitaria», así como de vacunas contra la covid-19.
Además, Guaidó reclamó que, de cara a esa posible negociación, se otorguen «garantías democráticas para todos los actores políticos«, tanto de la oposición como del chavismo. Como parte de las reclamaciones, también pidió que se formen «mecanismos para la reinstitucionalización», se liberen a los presos políticos y se conforme un mecanismo de justicia transicional (elecciones transparentes y «limpias»)
En todo caso, antes de sentarse a la mesa hizo un guiño a los más críticos, cuya voz ha asumido como propia en los últimos meses, al mostrar su desconfianza hacia el Gobierno y, por tanto, a las implicaciones de sentarse a la mesa con el chavismo.
«Nadie confía en la dictadura», subrayó Guaidó, para quien el diálogo «solo será posible» si cuentan «con mayor presión, tanto nacional como internacional».
El Ejecutivo presidido por Maduro ha reaccionado a las palabras de Guaidó recordando que «ya existe diálogo en el país». «Hay diálogo entre la oposición y el bolivarianismo. No es noticia para ninguno de nosotros. Hay una mesa de diálogo y Consejo Nacional Electoral surgió de una gran mesa de diálogo», señaló el mandatario.
La mesa de diálogo permanente, que se reúne de manera periódica desde el pasado mes de enero con diversos sectores de la sociedad venezolana, está liderada por el presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, a petición de Maduro. Algunas de estas reuniones fueron anunciadas públicamente, como la que ocurrió con los integrantes de la principal patronal del país, Fedecámaras; pero otras fueron privadas, porque así lo requería el contenido, según ha explicó Rodríguez.