La noche se ha convertido en el mejor escenario para el Covid-19, donde se ha hecho fuerte. Normalmente, son los más jóvenes los que al irse el sol salen de casa. Su vida social parece no haberse parado pese al coronavirus y más de la mitad de los rebrotes se han desatado por fiestas, botellones y reuniones en locales de ocio nocturno.
Lugares donde es difícil mantener la distancia social. Y donde las mascarillas no aparecen por ningún lado. Pese a su obligatoriedad en prácticamente todas las CCAA.
Las reuniones familiares y de amigos han provocado, según Sanidad, más de la mitad de los rebrotes. La mayoría de ellas, por la noche, a fin de evitar el calor. Junto a ellas, celebraciones de jóvenes de todo tipo. Desde fiestas por el fin de la EVAU a botellones organizados por las redes sociales.
La noche ha hecho que muchos se relajen y mientras por el día las mascarillas y geles hidroalcohólicos son más frecuentes, al irse el sol la cosa es diferente.
Fernando Simón ha advertido ya de que los nuevos brotes se centran de manera clara en el ocio nocturno. Preocupan y, además, su rastreo se complica. Es difícil saber con qué contactos han estado los jóvenes.
Mayor vigilancia
Algunas CCAA, como Baleares, han decidido cerrar los locales de ocio nocturno. Especialmente en zonas conflictivas como Magaluf. Y el resto de CCAA, con rebrotes controlados, han ampliado la vigilancia a los mismos.
El objetivo es que se cumplan las medidas sanitarias, como aforo o el uso de mascarillas en espacios cerrados. Y perseguir, además, los botellones como no se ha hecho hasta ahora.
Además, están bajo vigilancia las fiestas privadas en casas. Desde Galicia, por ejemplo, Núñez Feijóo ha pedido que no se celebren ya que tienen el mismo riesgo que las celebraciones en espacios públicos. Insta de nuevo a la responsabilidad ciudadana.
