En el embarazo, es la segunda causa de patología endocrina (glandular). Durante la gestación la glándula tiroidea crecerá en torno a un 10%, el cual no suele ser visible externamente y aumenta la producción de hormonas tiroideas en torno a un 50% más para cubrir las necesidades maternas y fetales. Para la producción de las hormonas tiroideas es imprescindible el yodo. Según el experto en diagnóstico prenatal de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional, doctor Ángel Lorenzo, la deficiencia de yodo durante la gestación se ha relacionado con la presencia de abortos de repetición, mortalidad fetal, bajo peso al nacer y menor desarrollo intelectual en el recién nacido. A pesar de que la suplementación de yodo en la sal disminuye el riesgo de hipotiroidismo materno y fetal, un 5% de las mujeres tiene déficit de yodo. “Por ello es necesario suplementar su aporte mientras la mujer está en búsqueda de gestación y también durante la gestación y así evitar problemas para el correcto desarrollo fetal”, asevera el doctor Lorenzo.
“La tiroxina de la madre (hormona T4 tiroidea) es importante para el desarrollo cerebral fetal, sobre todo durante el primer trimestre, ya que la glándula tiroidea fetal empieza a producir su propia hormona en el segundo y tercer trimestre. En este segundo y tercer trimestre, la hormona materna sigue siendo importante ya que contribuye a aumentar los niveles hormonales dentro del feto”, afirma el experto.
Las alteraciones más habituales son el hipotiroidismo (la glándula produce menor cantidad de hormona), puede llegar a afectar al 1% de los embarazos; el hipertiroidismo (exceso de hormona) y las tiroiditis, en las cuales la glándula se inflama, produciendo cuadros de hiper e hipotiroidismo.
Tal y como explica el doctor Ángel Lorenzo, el hipotiroidismo puede estar producido por el déficit de yodo, por la toma de fármacos, por cirugías que obliguen a la extirpación de la glándula o parte de ella, o a inflamaciones que causan la tiroiditis y posterior deterioro de la glándula. El cuadro clínico puede no ser muy claro ya que a veces los síntomas pueden considerarse propios del embarazo, como el cansancio, estreñimiento, calambres musculares e incremento de peso. También puede cursar con intolerancia al frío, hinchazón, sequedad de piel y caída del cabello. “Pero lo más importante es que el hipotiroidismo está relacionado con un aumento en el riesgo de pérdida fetal, malformaciones fetales, patología del desarrollo y función placentaria (aumento de tensión arterial, retardo de crecimiento fetal), anemia y hemorragia postparto”, asegura.
Otra de las alteraciones, el hipertiroidismo, es el exceso de hormona tiroidea. Sus causas pueden ser autoinmune (enfermedad de Graves) o producida por el propio embarazo de forma transitoria. Teniendo en cuenta que el embarazo es una tormenta hormonal, las hormonas placentarias pueden afectar la producción de hormona tiroidea en la embarazada. “De hecho, la propia hormona que nos sirve para el diagnóstico del embarazo en los test empleados, la HCG (hormona gonadotropina coriónica), puede estimular a la glándula tiroidea materna, sobre todo el primer trimestre, y producir estos cuadros transitorios de hipertiroidismo”, subraya Lorenzo.
Este especialista indica que las manifestaciones clínicas se caracterizan por una hiperactividad generalizada, nerviosismo, insomnio, temblor, taquicardia, palpitaciones, aumento del número de deposiciones, hipertensión arterial, aumento de la sudoración, intolerancia al calor y pérdida de peso.
“Todos estos trastornos causados por el hipotiroidismo y por el hipertiroidismo pueden disminuir o desaparecer si se lleva a cabo un buen control y tratamiento en el primer trimestre”, concluye el ginecólogo de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional.