El cuerpo sin vida de Blanca Fernández Ochoa está ya en el Instituto Anatómico Forense. Allí se le practicará la autopsia. El informe de la misma podrá arrojar luz sobre el caso y determinar la causa exacta de la muerte de la deportista. Pero, los investigadores ya tienen su primer hipótesis: no fue un accidente. La Policía cree que el fallecimiento no fue accidental y descartan una caída.
En primer lugar, porque el cadáver se encontraba en una zona sin riesgo aparente. Y en segundo término porque a simple vista no se aprecian golpes o contusiones, pese a que en un primer momento se publicó que tenía un traumatismo en la cabeza.
El cadáver de Blanca fue hallado a unos 20 metros de un sendero. A una distancia lejana, apuntan, del Mirador de La Peñota. Un lugar donde sí hay riesgo de precipitarse al vacío.
Con todo, será la autopsia la que revele si tenía lesiones internas que pudieran haberse producido por un accidente. Entre las líneas de investigación que se barajan está la de que Blanca desapareciera voluntariamente.
La Delegada del Gobierno, Paz Vega, ha insistido en que había que esperar a las pruebas biológicas. Y pidió que no se especulara con las causas de la muerte. Por su parte, el cuñado de Blanca y portavoz de la familia aseguraba a los periodistas que nadie de la familia había visto el cuerpo aún. Y que estaban esperando las pruebas de ADN. Porque, decía, mantienen una pequeña “esperancita” de que no sea ella. Algo que choca con la realidad de los acontecimientos.
Fin a 11 días desaparecida
Con el hallazgo del cadáver de Blanca Fernández Ochoa se ponía fin a 11 días de desaparición. Y a cuatro de intensa búsqueda en la sierra.
Fue el pasado sábado 31 de agosto cuando la Policía difundía un tuit pidiendo colaboración para encontrar a la esquiadora. Había sido vista por última vez comprando en un supermercado de Pozuelo de Alarcón el pasado 24 de agosto.
Su hija Olivia fue quien denunció la desaparición el 29 de agosto. Habían pasado cuatro días desde que Blanca dijera a su familia que se iba a Asturias a pasar unos días. Sin embargo, nunca llegó al norte.
El pasado 1 de septiembre, Luis Fernández Ochoa encontraba el coche de su hermana aparcado en Las Dehesas de Cercedilla. Desde entonces, casi 400 agentes, bomberos y voluntarios buscaron a la deportista por el Valle a la Fuenfría. Un enclave natural frecuentado por ella.
Precisamente, este miércoles la búsqueda se iba a ampliar a la zona de La Peñota, después de que un vecino declarara que había visto a Blanca en el centro de Cercedilla y que fue ella misma quien le dijo que iría a esa zona de excursión.
El hombre ha declarado que Blanca se despidió de él, besó la estatua de su hermano Paco, fallecido en 2006, y se fue. Además, aseguró que la deportista llevaba una bandolera y que no recuerda si se cruzó con ella el día de su desaparición o al día siguiente.
El testimonio de este vecino sirvió para que un sargento fuera de servicio encontrara el cuerpo sin vida de Blanca en La Peñota este pasado miércoles, poniendo así fin a 11 días de desaparición.