Las mascarillas ya no serán obligatorias en exteriores a partir de este sábado 26 de junio «siempre y cuando se respete una distancia de seguridad de metro y medio», pero habrá que tener una a mano por si no se dan esas condiciones y hay que utilizarla al aire libre. Es decir, será obligatorio llevar la mascarilla al aire libre si no se guarda la distancia de seguridad de 1.5 metros con personas no convivientes y en grandes aglomeraciones, como, por ejemplo, conciertos. El avance de la vacunación es la razón fundamental por la que se ha podido relajar el uso del ‘tapabocas’.
En cuanto a las multas, la normativa no contempla sanciones si no tenemos siempre una mascarilla con nosotros. Por lo tanto, si estamos en la calle y no llevamos un ‘barbijo’ en el bolsillo, no habrá multa. Es una recomendación porque existe la posibilidad de que en algún momento tengamos que ponérnosla (entrar a un supermercado, por ejemplo).
Así lo ha explicado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, al término este jueves 24 de junio del Consejo de Ministros extraordinario donde se ha aprobado la no obligatoriedad de la mascarilla en exteriores si se respeta la distancia de seguridad. Darias ha precisado que las medidas de flexibilización se regirán por un «criterio homogéneo» en todo el territorio porque es una legislación nacional y que las autonomías se tendrán que amoldar, porque la ciudadanía necesita un «mensaje comprensible».
Obligatoria en interiores y en eventos masivos al aire libre
«Estamos ante una medida prudente y lo es porque es progresiva y gradual», ha remarcado Darias, quien ha informado de que la mascarilla seguirá siendo obligatoria en espacios cerrados públicos, como por ejemplo una biblioteca, o espacios cerrados de uso público, como una farmacia o un supermercado, y en los transportes públicos tanto en avión, autobús o metro.
También lo será en eventos multitudinarios, como un concierto, pero, si ese evento es sentado y se respeta el metro y medio de distancia, no será obligatoria.
Sin embargo, según consta en el decreto ley, la mascarilla dejará de ser de obligado uso en residencias y espacios institucionalizados donde el 80 por ciento de la población esté vacunada, pero sí será obligada para los trabajadores de esos centros y las visitas.
Tampoco será obligatorio para los pasajeros de barco y buque en su camarote y tampoco cuando estén en cubierta y se pueda mantener la distancia de seguridad.
Por una vez, consenso con las comunidades
Pese a que en un principio las comunidades autónomas, especialmente del PP, habían mostrado su malestar porque las medidas de flexibilización no se han debatido en el seno del Consejo Interterritorial, Darias ha comentado que «el tono del Consejo ha sido bueno» y las comunidades coinciden en los criterios planteados, que vienen de la ponencia de alertas de salud pública que plantea una retirada progresiva del cubrebocas.
La nueva normativa deroga un único artículo de la ley 2/2021 de 29 de marzo, que establecía la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores, incluso cuando hubiese distancia de seguridad, «por lo que en todo lo demás sigue vigente la ley», ha explicado la ministra.
Preocupación con la variante DELTA
A pesar de que la mitad de la población española ya ha recibido una dosis de las vacunas contra la Covid-19 y que un 32% ya está inmunizado, la pandemia no está superada. Diferentes epidemiólogos han vaticinado que la variante India (Delta) será la predominante en España en pocas semanas. Según el ministerio de Sanidad, esta cepa supone un 1% de los contagios totales en España, aunque según varios expertos la secuenciación de contagios de Sanidad va con retraso y que, por ello, realmente la expansión de Delta es mayor.
El problema de la variante india es que, según un estudio preliminar del Reino Unido, la primera dosis de la vacuna responde peor frente a la nueva cepa. No obstante, las dos dosis del suero son igual de efectivas que la variante ‘alfa‘, según indican epidemiólogos.
De este modo, distintas voces autorizadas en el ámbito de la salud están pidiendo que se acelere la inmunización del grupo de edad de entre 60 y 69 años, cuya segunda dosis, en teoría, se suministra 12 semanas después de la primera porque se les está administrando AstraZeneca. Al mismo tiempo, los menores de 40 años, aún desprotegidos frente al coronavirus, podrían sufrir las consecuencias de una cepa más contagiosa.