Dirigentes de países autocráticos como el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, pero también de otros formalmente democráticos, como los presidentes de Brasil, Jair Bolsonaro, o de Hungría, Viktor Orbán, se han convertido en «depredadores de la prensa» para Reporteros sin Fronteras (RSF).
En la lista publicada este lunes 5 de julio, que actualiza la precedente de 2016, RSF incluye en total a 37 «tiranos» de todo el mundo a los que reprocha «una represión masiva de la libertad de prensa», entre los que por primera vez desde su creación hace una veintena de años figura el responsable de un país de la Unión Europea (UE), Hungría.
La razón es que considera que desde que Orbán volvió al poder en 2010 -primero como primer ministro y luego como presidente- «no ha cejado en su empeño de atentar contra el «pluralismo y la independencia de los medios».
A partir de su idea de «democracia iliberal«, ha transformado el servicio de radio y televisión pública en «órgano de propaganda» y a los medios privados los ha convertido en siervos o los ha reducido al silencio.
Eso ha sido posible gracias a maniobras político-económicas y a la compra de medios por parte de algunos oligarcas vinculados a su partido, Fidesz.
Bolsonaro y más líderes sudamericanos
A Bolsonaro, al frente de la mayor democracia de Latinoamérica, la ONG le reprocha los insultos, humillaciones y «amenazas vulgares» que ha dirigido a la prensa desde que llegó a la presidencia en 2018.
Desde entonces, -subraya- «el trabajo de la prensa brasileña se ha vuelto extremadamente complejo» y los principales objetivos de sus ataques han sido las mujeres periodistas, los especialistas políticos y el grupo Globo.
Se queja en particular de la acción combinada de la familia y el entorno del presidente brasileño con personas que le apoyan desde las redes sociales y que, con ayuda de robots, se dedican a quitar credibilidad a la prensa a la que acusan de ser «enemiga del Estado».
Igualmente en Latinoamérica han entrado en la lista negra de Reporteros los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y de Nicaragua, Daniel Ortega, que se suman al de Venezuela, Nicolás Maduro, que ya estaba desde su llegada al poder en 2013.
La presencia de Díaz-Canel se justifica por la continuidad que ha dado al «totalitarismo de tipo soviético» que le dejó en sus manos cuando le cedió el poder Raúl Castro, que hasta entonces también figuraba entre los «depredadores» señalados por la organización.
La de Ortega por la «asfixia económica y censura judicial» a la que ha estado sometiendo a la prensa desde que comenzó su tercer mandato consecutivo en noviembre de 2016, y que ha tomado una nueva dirección con la perspectiva de las elecciones presidenciales que deben celebrarse en noviembre.
Bin Salman, el terror del periodismo en Arabia Saudí
Menos sorprende que haya conseguido entrar en este grupo Bin Salman, teniendo en cuenta la concentración de poder en sus manos desde que fue nombrado en 2017 sucesor por su padre y lo que RSF llama su «barbarie sin límites».
Arabia Saudí -recuerda la organización- es «una de las mayores prisiones del mundo para los periodistas» y algunos de ellos están entre rejas sin saber lo que se les reprocha.
Eso por no hablar del caso del editorialista del Washington Post, Jamal Khashoggi, asesinado y descuartizado en el consulado saudí de Estambul en 2018.
Dos mujeres gobernantes entran en la lista de depredadores de la prensa
Por primera vez en esta edición hay dos mujeres «depredadoras» a la vez, incluida la jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, por comportarse como «una marioneta en las manos del presidente chino», Xi Jinping, en la aplicación de políticas «liberticidas contra la prensa» que llevaron a la desaparición en junio del último diario independiente, Apple Daily, y al encarcelamiento de su fundador, Jimmy Lai.
La otra es la primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, que dirige el país desde 2009 y que con una ley de 2018 sobre la seguridad digital -siempre según RSF- ha propiciado procedimientos judiciales contra más de 70 periodistas y blogueros.
Siete de los dirigentes de la lista negra de la organización llevan desde la primera edición en 2001. Por ejemplo el guía de la revolución iraní, Alí Jameneí, los presidentes de Siria, Bachar el Asad, Rusia, Vladimir Putin, Bielorrusia, Alexandr Lukashenko.