El asma es una enfermedad inflamatoria de la vía respiratoria, donde participan diferentes células y mediadores de la inflamación, condicionada en parte por factores genéticos que cursa con hiperrespuesta bronquial u obstrucción variable, total o parcialmente reversible, ya sea con medicación o de forma espontánea. Al ser una enfermedad crónica, el objetivo es mantener el control de la patología y evitar el riesgo futuro, especialmente de las agudizaciones, que puede poner en riesgo la vida del paciente.
Por todo ello, este martes se celebra el Día Mundial del Asma, iniciativa auspiciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Global Initiative for Asthma (GINA), para concienciar a la población de la importancia de detectarla y controlarla desde sus inicios.
Síntomas
Ante la presencia de síntomas como ruidos al respirar, tanto de día como de noche, cuadros “pitos” o de dificultad respiratoria durante el ejercicio o después del mismo, o al entrar en contacto con animales, o ciertas épocas del año, en pacientes alérgicos, cuadros bronquiales persistentes o frecuentes, utilización de inhaladores, se debe consultar con el médico para estudiar la posibilidad de parecer asma.
Tal y como explica el jefe de la Unidad de Neumología del Hospital Ruber Internacional, Jesús Escobar, el médico realizará los estudios pertinentes para su diagnóstico (historia clínica, analíticas, estudios alérgicos, estudios de función respiratoria, test de broncodilatación y pruebas de provocación), entre otras.
“La prevalencia de asma está aumentando, probablemente en relación con el desarrollo industrial. Esta circunstancia se pone de manifiesto en varios estudios transversales con atención especial a agentes contaminantes”, asevera el doctor Escobar.
La media de la prevalencia de asma infantil en España es del 10 %, similar a la de la Unión Europea, siendo mayor en las zonas costeras. “Las diferencias de prevalencia han sido explicadas por diversos autores en relación con factores genéticos, proporción de población inmigrante, factores medioambientales, organizativos y asistenciales de los distintos Servicios Autonómicos de Salud”, indica el experto.
Factores desencadenantes del asma
Deben distinguirse los factores de riesgo para el desarrollo de asma de los factores desencadenantes de síntomas de asma. De acuerdo al doctor Escobar, los factores de riesgo de desarrollo de asma son aquellos que se relacionan con la aparición de la enfermedad asmática, en cambio, los factores desencadenantes de síntomas de asma son aquellos cuya exposición origina la aparición de síntomas en pacientes con asma, pudiendo llegar a causar una exacerbación asmática.
“Dentro de los desencadenantes estarían la polución, pólenes, epitelios de animales, cucarachas, hongos, virus, bacterias, maderas, metales, leche de vaca, alimentos, hongos, fármacos, venenos de himenópteros, etc.”, asevera el neumólogo.
Según el especialista de Ruber Internacional, la limitación al flujo aéreo y los síntomas que desencadena pueden resolverse de forma espontánea o en respuesta a la medicación e incluso permanecer ausentes durante algún tiempo en un paciente determinado.
El control del asma es el grado en el que sus manifestaciones están ausentes o se ven reducidas al máximo por las intervenciones terapéuticas y cumplen los objetivos del tratamiento. “Refleja en buena medida la idoneidad del tratamiento. No obstante, hay que tener en cuenta otro factor, que difiere de un paciente a otro, y es la respuesta al tratamiento, o la facilidad y la rapidez con las que se alcanza el control. Aunque el término control es amplio y puede englobar todos los aspectos clínicos y fisiopatológicos del asma, a efectos prácticos, incluye las características clínicas de la enfermedad (síntomas y exacerbaciones) y las pruebas de función pulmonar”, explica Jesús Escobar.
Objetivos
El objetivo principal para el doctor es lograr y mantener el control de esta enfermedad lo antes posible, además de prevenir los síntomas diurnos, nocturnos y tras el ejercicio físico. Mantener una función pulmonar normal o casi normal y evitar la obstrucción crónica al flujo aéreo y reducir al máximo su mortalidad.
“Para conseguirlo, seguimos una estrategia global e individualizada a largo plazo, basada en el tratamiento farmacológico óptimo y medidas de supervisión, control ambiental y de educación para el asma. Siempre se utilizará medicación inhalada, broncodilatodes y corticoides, a las dosis y frecuencia que se indicarán según los llamados escalones que van del asma leve intermitente al asma grave”, asegura el doctor Jesús Escobar.