5 de Octubre, Día Mundial del Paciente Ostomizado
Vivir con un estoma no es fácil. La existencia de una abertura artificial en el cuerpo exige el mantenimiento de unos cuidados diarios para la correcta eliminación de la orina y heces. Como ajustar y cambiar regularmente la bolsa o dispositivo que contiene dichos residuos, cuidar la dieta y tratar posibles irritaciones en la zona. Y esto no se aprende solo. Se necesita de un equipo de profesionales que enseñe al paciente a normalizar su situación y lleve a cabo revisiones periódicas para detectar posibles complicaciones, como hernias paraestomales o el estrechamiento del estoma. Este es el servicio que ofrece el Hospital La Luz a través de su consulta de enfermería.
Qué es una ostomía
Una ostomía es la intervención quirúrgica en la que se crea el estoma. Esto es, la exteriorización de una parte del intestino: intestino delgado (ileostomía), intestino grueso (colostomía), o del aparato urinario (urostomía), para que se puedan expulsar todos los residuos, ya sean fecales o urinarios. Según el Libro Blanco de la Ostomía en España (2018), la patología más frecuente que lleva la realización de una ostomía es el cáncer colorrectal. En España hay aproximadamente 70.000 personas ostomizadas y cada año hay 16.000 nuevos casos, de los cuáles el 60% son temporales y el 40% permanentes.
La enfermera Margarita Poma, especialista en el manejo de ostomías y heridas complejas del Hospital La Luz de Madrid, es responsable del marcaje preoperatorio del estoma. Según afirma, “una adecuada ubicación del estoma hace que la persona pueda ver, tocar y pueda hacer sus autocuidados sin depender de nadie”. Una vez que el paciente recibe el alta, la estomaterapeuta se encarga de su seguimiento. De acuerdo con la enfermera, las citaciones son más frecuentes al principio y se espacian según progresa el paciente: “Al comienzo vienen a los tres o siete días, después entre quince y treinta. Finalmente deben acudir una o dos veces mínimo al año porque pueden surgir cambios o complicaciones posteriores”, indica. En concreto, casi el 50 por ciento de los pacientes desarrolla hernias paraestomales. También existe el riesgo de sufrir lesiones en la piel, granulomas, retracción o estenosis del estoma, entre otros.
Atención personalizada
Desde su incorporación a la consulta de enfermería en 2014, Margarita Poma ha atendido a 140 personas portadoras de una ostomía. Una de ellas es Rosario Pérez, de 84 años. Le practicaron una ostomía en febrero de 2016 por un cáncer de recto en el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. Como afirma Rosario, vivir con un estoma no es nada fácil. “Tienes que salir a la calle siempre preparado, aunque solo salgas una hora por si tienes algún accidente, quitarte la bolsa y ponerte otra. No es como otras operaciones donde lo has pasado mal, pero ya pasó. Siempre tienes que estar pendiente y eso es muy duro”.
Desde su operación, Rosario tuvo que realizar una serie de cambios en su alimentación y en su forma de vestirse. “Tienes que comprar ropa que no te oprima, no te puedes poner un cinturón o unos leggins porque van pegados al cuerpo”, indica. En cuanto a la dieta, Rosario no puede comer nada que tenga fibra y debe evitar las bebidas o comidas demasiado frías o calientes. La consulta de enfermería del Hospital La Luz facilita pautas dietéticas y un teléfono de contacto para resolver cualquier duda que pudiese surgir respecto a su estoma. Rosario valora muy positivamente la labor de enfermería: “Son muy cariñosas y comprensivas. Me apoyan, me dan ánimos y aclaran todas tus dudas”. Margarita Poma trabaja con el paciente la normalización de su estoma. “Tratamos que piensen que el estoma no lo es todo, que valen por lo que son. Buscamos que hablen sobre su estoma y que contacten con otras personas que hayan pasado por lo mismo”, explica.
Poma, destaca que se han mantenido las revisiones periódicas de los pacientes, pese a la pandemia del coronavirus. “No dejamos de lado a nuestros pacientes, se redujeron las horas, pero se mantuvo el seguimiento”, indica. Esta especialista remarca que, pese a las dificultades iniciales, los pacientes se adaptan a su nueva situación. “He tenido pacientes jóvenes, de mediana edad y muy mayores que les parece un mundo llevar un estoma. Sin embargo, con el tiempo lo superan y hacen su vida lo más normal posible”.
