Este sábado 18 de diciembre se celebra el Día Nacional de la Esclerosis Múltiple, una enfermedad autoinmune desmielinizante crónica, inflamatoria y degenerativa que afecta al sistema nervioso central. El propósito de este día es concienciar a la población la situación de los afectados por esta enfermedad.
Supone una de las principales causas de discapacidad neurológica de origen no traumático, tanto física como cognitiva, en adultos jóvenes. Afecta en mayor proporción a mujeres y se estima que en torno a 2.500.000 personas padecen esta enfermedad en el mundo. En España, ha aumentado progresivamente su prevalencia e incidencia en las últimas décadas, con unos 1.900 nuevos casos diagnosticados cada año (según estimaciones de la Sociedad Española de Neurología habría unos 50.000 casos en España), lo que nos convierte en un país con una prevalencia e incidencia media-alta.
Causa de la enfermedad, desconocida; pero hay factores que pueden desarrollar la enfermedad
Tal y como indica la doctora Lorena García Vasco, de la Unidad de Neurología del Hospital La Luz, si bien la causa de la enfermedad aún es desconocida, sí sabemos que en su desarrollo influyen una combinación de factores, tanto genéticos (que predisponen a padecer la enfermedad), como infecciosos (algunas infecciones virales, como el virus de Epstein-Barr) o, incluso, ambientales.
“Respecto a estos últimos, se ha visto que las mujeres son más susceptibles y es conocido que la dieta, hábitos nocivos como el tabaquismo, la radiación ultravioleta B o el déficit de vitamina D influyen en el desarrollo y progresión de la enfermedad. Tanto es así, que diversos estudios han demostrado que, en latitudes con mayor distancia al ecuador, y con menor exposición solar y producción de vitamina D, la prevalencia e incidencia de esclerosis múltiple aumentan”, afirma la doctora García Vasco.
La vitamina D
Dentro de estos factores ambientales, ha adquirido importancia en los últimos años la vitamina D. Según la neuróloga del Hospital la Luz de Madrid, aunque la vitamina D es mejor conocida por sus funciones en la salud esquelética y la regulación del calcio y el fosfato, también posee efectos inmunomoduladores en las células inmunitarias tanto innatas como adaptativas, y su deficiencia parece aumentar el riesgo de desarrollar una serie de enfermedades autoinmunes, incluida la Esclerosis Múltiple, la Diabetes Mellitus tipo 1 y la Enfermedad de Crohn.
En los seres humanos, las tres fuentes principales de vitamina D son la producción de la piel mediada por los rayos UVB, la ingesta dietética de alimentos ricos en vitamina D y los suplementos farmacológicos. “La ingesta dietética es generalmente insuficiente para cumplir con los requisitos. Hay escasos alimentos ricos en vitamina D; el salmón, atún, aceites de hígado de pescado, o alternativas como alimentos enriquecidos en vitamina D, por lo que la síntesis a través de la exposición solar es la fuente predominante”, reconoce la doctora Lorena García.
De acuerdo a esta especialista, entre sus efectos inmunológicos, se ha visto que la exposición a la vitamina D in vitro mejora la capacidad del sistema inmunológico innato para eliminar patógenos, y a nivel de la inmunidad adaptativa promueve la producción de sustancias antiinflamatorias, reduciendo las proinflamatorias, con el consiguiente daño tisular asociado.
“Aunque no se conocen bien los mecanismos a través de los que ejerce este efecto inmunomodulador, la exposición a lo largo de la vida, desde el momento en el entorno intrauterino hasta el nacimiento y la edad adulta temprana, parecen influir en la susceptibilidad a la enfermedad”, matiza.
Niveles bajos de vitamina D en sangre acarrean mayor riesgo de padecer esclerosis múltiple, según estudios
En opinión de la doctora García Vasco niveles bajos de vitamina D en sangre se han relacionado con un mayor riesgo de esclerosis múltiple y diversos estudios sugieren que la reposición y suplementación de vitamina D podrían minimizar el riesgo de padecer la enfermedad. “Además, en algunas observaciones en pacientes con esclerosis múltiple, se encontró que tener un nivel más alto de vitamina D en sangre se asociaba con menos lesiones nuevas en resonancia magnética, menor pérdida de volumen cerebral, menos recaídas y menor progresión en la discapacidad”. Aun así, su uso como potencial tratamiento coadyuvante para prevenir o mejorar la actividad de la enfermedad aún no está probado de manera concluyente.
La experta asegura que, aunque sigue siendo una enfermedad grave, un diagnóstico temprano y la mayor precocidad, efectividad y comodidad de los tratamientos, han determinado mejoras en la evolución de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes.