La asistencia a un paciente mayor con cáncer requiere conocimiento y experiencia en Oncología, pero también en Geriatría. Y es que, mientras oncólogos hematólogos valoran variables como la biología y estadio tumoral o el desarrollo de planes terapéuticos específicos por tipo de neoplasia en pacientes con cáncer, entre los cuales hay ancianos; los geriatras hacen lo propio valorando la edad fisiológica, estado funcional e independencia de pacientes de edad avanzada que, además, tienen enfermedades, entre las que se encuentra el cáncer.
“De ahí la importancia de coordinar estas especialidades”, explica el Dr. Javier Martínez Peromingo, geriatra del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, integrado en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, y responsable de la III Jornada de Oncogeriatría, celebrada el pasado viernes en el centro mostoleño.
En este sentido, el también coordinador del Grupo de Oncogeriatría de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) participa, junto a otros especialistas de esta organización, así como de las sociedades españolas de Oncología Médica (SEOM) y de Hematología y Hemoterapia (SEHH), en la elaboración de un documento conjunto que recoja cómo debe ser el abordaje del paciente mayor con cáncer.
La jornada, cuya tercera edición se desarrolló bajo el título “Valorando mejor al paciente mayor oncológico”, contó con la participación de varios especialistas del Hospital Universitario Rey Juan Carlos en Geriatría, Oncológica Médica, Oncología Radioterápica, Ginecología, Urología y Rehabilitación, así como de otros profesionales de reconocido prestigio nacional e internacional, entre los que destacó uno de los mayores expertos mundiales de la Oncogeriatría, el oncólogo mexicano Enrique Soto Pérez de Celis.
Los participantes debatieron acerca de la recomendación de algunas sociedades científicas de que en todo paciente con cáncer mayor de 75 años que vaya a recibir tratamiento para combatirlo se estudie una valoración geriátrica por las co-morbilidades asociadas, y destacaron el trabajo realizado en las unidades de Oncogeriatría ante un aforo que batió récords de asistencia, con más de cien inscritos.