Una navaja alcanza a ser en el mundo rural una herramienta de un considerable valor por sus múltiples usos. Cuando Teodomiro Martínez Manotas empezó en Zalamea de la Serena (Badajoz) su camino en el negocio de la cuchillería, pocos se podían imaginar que dejaría un legado tan grande, que incluso sus nietos se acabarían encargando de celebrar este 2023 el centenario de su arranque.
Cuchillería Teodomiro cumple el siglo de existencia en la localidad conocida por la obra “El alcalde de Zalamea”, de Calderón de la Barca, y su representación teatral anual por parte de sus vecinos. Un lugar donde Antonio de Nebrija escribió la primera Gramática Castellana, cuyo quinto centenario se celebró recientemente con una variada oferta cultural.
La navaja, invento español de finales del siglo XVI, ha servido en las utilidades más elementales del trabajo en el campo. Un agricultor sin una navaja es un hombre desasistido, porque en cualquier momento puede tener que echar mano de ella para cualquier faena agrícola. De ahí su importancia.
Un siglo de historia
En el campo, las navajas podían tener multitud de usos; para afilar, desatornillar, abrir envases, y para alimentarse, cortando un buen trozo de chorizo o morcilla, desnudarlos de la tripa que la envuelve, rebanar un pedazo de pan y hasta dar un tajo y cortes a la sandía o melón. De hecho, era el cubierto seguro que se llevaba a las labores del campo. Seguro que hoy en día la gran mayoría de los habitantes en la comarca de La Serena sabrían identificar al fabricante del producto que ha formado parte de su historia durante los últimos cien años: una hoja de acero resistente, con el nombre de Teodomiro grabado con un golpe seco cuando todavía estaba incandescente por el fuego de la fragua.
La Cuchillería Teodomiro probablemente era un taller rudimentario por aquel 1923, año en el que se fundó, pero que se volvió imprescindible para el desarrollo de la industria agrícola de la región extremeña. La empresa familiar, ubicada en la localidad de Zalamea de la Serena, cuenta con el infatigable trabajo de los nietos de Teodomiro, quienes mantienen hoy la fabricación tradicional a pesar de la automatización del sector y los desafíos que presenta.
Uno de sus nietos, quien lleva el mismo nombre de Teodomiro, habla con Voz Libre acerca de su abuelo, que un buen día decidió grabar la palabra “Teodomiro” en sus navajas, cuchillos y hoces para acabar convirtiéndose en una empresa centenaria que no para de innovar y extender su negocio con nuevos productos, afilados y destellantes como el amanecer en el que se hacía la matanza.
¿Quién fue Teodomiro?
Mi abuelo fue el fundador de la empresa que lleva su nombre. Mi padre también se llama Teodomiro, yo me llamo Teodomiro y formo parte de la tercera generación. Mi abuelo fue un herrero que se dedicaba a la construcción de puertas, rejas, ventanas. Un día un señor se encaprichó en que le hiciese una hoz para segar el trigo. Sin ser especialista en cuchillería, tan buena se la hizo y tanta fama le dio que se fue corriendo la voz y todo el mundo empezó a querer hoce, hachas, cuchillos, etc.
¿Cómo fueron sus inicios en la cuchillería?
Antaño era muy difícil de hacerse con la materia prima, por lo que mi abuelo aprovechaba las palas de los mineros ya usadas y de ahí sacaba las hojas de las navajas. La madera de la encina y como tenía mucho contacto con guardas y obtenía los fajos de madera. Fue poco a poco hasta que fue evolucionando hasta la carpintería y después se profesionalizó hacia la cuchillería.
¿Quién está detrás de Cuchillería Teodomiro?
Somos un negocio puramente familiar, no tenemos socios. Somos dueños, vendedores y representantes, nosotros los cuatro hermanos lo hacemos todo.
¿Cómo sobrevive una empresa como la vuestra durante tanto tiempo? ¿Cuál crees que es la clave de vuestro éxito?
Nosotros siempre nos mostramos realmente como somos, una familia en la que se puede confiar, siendo transparentes con la persona que está detrás del mostrador. Eso nos hace peculiares ya que muy poca gente hoy en día lo hace. Siempre se nos ha caracterizado por nuestro temple en el acero y por el afilado y aunque el mundo ha cambiado mucho, intentamos coger el acero más parecido al de antes para que nuestras navajas sigan cortando como siempre y como nos han enseñado nuestros maestros.
“Ahora estamos más valorados que antes porque ahora la gente aprecia mucho la artesanía”.
De hecho, tenemos muchos más clientes que antes, como quien dice. Ya no solo se hacen navajas para el agricultor, se hacen para todo el mundo que le gusta tener una navaja artesana, un cuchillo para cortar queso o un cuchillo jamonero. Ahora estamos más valorados que antes porque ahora la gente aprecia mucho la artesanía y lo bien hecho y el buen corte. Esta herramienta está muy enfocada a que corte bien y nuestra clientela lo aprecia bastante.
Hablando de clientela, seguro que algún rostro famoso tiene alguno de vuestros cuchillos…
Pues aquí han comprado desde ministros que nos han hecho encargos, consejeros, eso sí, les encanta las navajas de Teodomiro, gente de la Junta de Extremadura en general.
¿Cuál es vuestro producto estrella?
Las navajas, sin duda. Ahora las navajas se emplean mucho como reclamo publicitario, las empresas graban su nombre en el producto y nos piden muchas personalizadas.
¿Qué es lo más especial para ti de continuar el legado familiar de tu abuelo?
Lo más especial para mi es que por un regalo insignificante que le hizo mi abuelo a su amigo hecho por él, debido al auge que cogió hace que estemos donde estamos hoy en día, y gracias a mi padre por seguir con la tradición e invitarnos a amar este trabajo como lo hacemos desde bien pequeñitos.
“En el Museo de la Cuchillería de Albacete tenemos expuestas algunas navajas nuestras”.
Con una historia así, ¿tienen intención de crear un museo de la navaja?
Aquí tenemos un proyecto de hacer el museo de la navaja, pero de momento está parado. También hemos pensado en hacer aquí en nuestra fábrica un pequeño expositor con los modelos de navajas históricos. En el Museo de la Cuchillería de Albacete tenemos expuestas algunas navajas nuestras. Seguramente pronto hagamos algún acto para este año con el aniversario.
