El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, comparecía este pasado martes en el Parlamento de Ankara para revelar los detalles del asesinato de Jamal Khashoggi. Erdogan no dudó en detallar el plan de Arabia Saudí para acabar con el periodista. Entre otras cosas, reveló que la mano derecha del príncipe Bin Salman pidió que le trajeran “la cabeza de ese perro”.
La fase preparatoria del plan arrancó el pasado 28 de septiembre. Fue entonces cuando Khashoggi acudía al consulado de Arabia Saudí en Estambul. Allí tenía que recoger un documento relacionado con su futuro matrimonio. Algunos funcionarios salieron hacia su país rápidamente para dar cuenta de ello. Khashoggi era citado para el 2 de octubre en el consulado, a fin supuestamente de recoger ese documento matrimonial.
El 1 de octubre, tres agentes saudíes llegaban a Estambul en vuelo comercial. Tras dejar sus cosas en un hotel, llegaban al consulado. A su vez, otro equipo del consulado va a una misión de exploración al bosque Belgrado y la ciudad de Yalova.
A la 01:45 horas del 2 de octubre, otras tres personas llegan a Estambul y se van directamente a un hotel. Y un tercer equipo de hasta nueve personas llega en vuelo privado y se aloja en el mismo sitio.
En total, fueron 15 las personas que aterrizaron en el consulado desde las 9:50 hasta las 11:00 horas. Allí se encargan de sacar el disco duro del sistema de circuito cerrado del consulado. No se olvidan de llamar a Khashoggi para confirmar su cita.
El periodista llega de la mano de su pareja a las 13:08 horas, aunque su novia se queda en la entrada del consulado. Es ella quien a las 17:15 horas avisa a las autoridades turcas de que el periodista estaba siendo retenido en el consulado y que algo le podría pasar. La Policía inicia entonces la investigación.
El 4 de octubre, Arabia Saudí rechaza la versión de la muerte de Khashoggi. Sin embargo, Turquía ha sido la encargada de dar todos los detalles.
“Traedme la cabeza de ese perro”
Erdogan ha puesto ya a disposición de EEUU fotografías, grabaciones y transcripciones que demuestran un grado de planificación que invalida cualquier posibilidad de que la muerte fuera accidental.
Parte fundamental del complot fue el general Ahmed al Asiri y el abogado Al Qahtani. Los dos son estrechos colaboradores del príncipe heredero, Bin Salman. Fue con Al Qahtani con quien Khashoggi se encontró cara a cara, con un ordenador de por medio. El abogano no dudó en gritar e insultar al periodista, diciendo finalmente a sus hombres: “Traedme la cabeza de ese perro”.
Fue entonces cuando el forense Salah al Tubaigy procedía a descuartizarlos y disolver parte de sus restos en ácido. Mientras tanto, otro agente saudí con cierto parecido a Khashoggi se vestía con americana oscura, camisa azul y vaqueros similares a los del periodista y se dejaba ver por Estambul. Un plan de intento para crear confusión.
Cumplida la misión, los 15 hombres se dispersaban y regresaban a Riad en vuelos diferentes. Cinco días después, un empleado del consulado dejaba un coche oficial en un aparcamiento de Estambul. Regresaba el jueves pasado, para dejar tres bultos. Entre ellos, dos maletas con ropa que se está analizando.
Aunque se había asegurado que los restos de Khashoggi estaban en el jardín del cónsul, Turquía desmentía esta versión.