Lo que comenzó siendo una medida temporal de Hugo Chávez en 2003 se terminó convirtiendo en un pilar de la política económica de Venezuela. Y así ha sido hasta ahora, cuando Maduro está dispuesto a derogar el estricto sistema de control de cambio. Nació tras un largo paro petrolero que dañó a la economía venezolana seriamente.
La Asamblea Nacional Constituyente, sin embargo, quiere ahora derogar la ley, con el beneplácito de Maduro. Al menos, sí permitirán una flexibilización del control, permitiendo que las personas privadas puedan operar con sus dólares a través de casas de cambio.
Mercado negro
En concreto, se va a derogar la ley de ilícitos cambiarios y se elimina el artículo de la ley del Banco Central que impedía cambiar divisas libremente.
La ley y la inflación, la mayor del mundo según el FMI, hicieron que se creara un mercado paralelo, que se ha convertido en el de referencia en la realidad. Y, sobre todo, el más usado. Marca un tipo de cambio muy superior al oficial, controlado por el Estado. También, que está en continuo crecimiento.
La diferencia es abismal. El cambio oficial asegura que un dólar cuesta 172.800 bolívares. El cambio paralelo señala que un dólar cuesta más de 3,5 millones de bolívares. Hace solo dos años, según estas páginas opacas, un dólar costaba 1.000 bolívares.