Suecia celebra este domingo 9 de septiembre elecciones generales. Se trata de uno de los comicios más inciertos de los últimos tiempos por la caída de los partidos tradiciones y el auge de la extrema derecha, que, según apuntan los sondeos, no está lejos de ser la primera fuerza. Estas son las claves de estas votaciones:
¿QUÉ PARTIDOS SE PRESENTAN?
– Socialdemócratas: es el principal actor de la actual coalición de centroizquierda sueca. También es el partido del primer ministro, Stefan Lofven. Durante todo un siglo han sido la fuerza dominante en la política sueca, gobernado en 65 de los últimos 82 años. La última legislatura han gobernado en coalición con el Partido Verde y con el apoyo del Partido de Izquierda, los excomunistas.
– Partido Moderado: se trata del movimiento de centroderecha, que promulga la creación de empleo y la reducción de impuestos. Derrocaron a los socialdemócratas en 2006 y estuvieron ocho años en el poder. Su líder es Ulf Kristersson desde octubre de 2017.
– Partido Verde: siempre ha gozado de una gran fortaleza en Suecia. De hecho, los últimos cuatro años han probado el poder al aliarse con los socialdemócratas para formar gobierno. En un verano en el que se ha desatado el peor incendio forestal del país, muchos creen que podría ganar más peso.
– Demócratas: es la extrema derecha y la actual tercera fuerza del Parlamento. Se trata de un partido populista, euroescéptico y antiinmigración. Está liderado desde 2005 por Jimmie Akesson y va camino de lograr sus mejores resultados en unas elecciones. Si obtiene alrededor del 25% de los votos, como sugieren las encuestas, continuará su tendencia de duplicar su porcentaje de voto en cada elección. Se trata de un partido con fuerte vinculación con grupos neonazis en su origen a finales de 1980 y que en las dos últimas décadas ha depurado a los elementos más radicales para tratar de equipararse a fuerzas nacionalconservadoras de corte xenófobo aceptadas desde hace años en otros países nórdicos.
Aunque son los principales actores de las elecciones, no son los únicos. También se encuentran el Partido de Centro, el Partido de Izquierda, los Liberales, los Demócratas Cristianos, la iniciativa Feminista o el Movimiento de Resistencia Nórdica neonazi.
¿QUÉ DICEN LOS SONDEOS?
Las encuestas realizadas durante el verano sitúan a los socialdemócratas en torno al 21% de los votos, un 10% menos que en las últimas elecciones y el peor resultado del partido en más de un siglo. A los moderados tampoco le auguran buenos resultados los sondeos, con una bajada acusada.
El principal beneficiario del desplome de los dos grandes partidos serían los Demócratas, que según algunas encuestas podría llegar hasta el 25% de los votos, más del doble que hace cuatro años.
¿A QUÉ SE DEBE EL AUGE DE LA EXTREMA DERECHA?
El país tiene un desempleo relativamente bajo, su riqueza por persona está por encima de la media de la UE y se encuentra en el ‘top ten’ de los diez países más felices del mundo. Sin embargo, la ultraderecha se ha beneficiado de la crisis por la oleada de refugiados llegados en los últimos años: más de 200.000 solicitantes de asilo desde 2015.
Hasta ese momento, el país (de 10,1 millones de habitantes) había sido un ejemplo en Europa al estar abierto a los refugiados. Pero todo eso cambió hace tres años, cuando las solicitudes de asilo per cápita fueron las segundas más altas de la UE. El Gobierno dio un giro de 180 grados, estableciendo controles fronterizos temporales y endureciendo las normas para futuras llegadas. Aunque eso pudo haber frenado el flujo, no fue suficiente para salvar la credibilidad de la coalición gobernante. Como en otros países europeos, un sector del electorado que tradicionalmente votó por la izquierda se pasa directamente a la ultraderecha.
¿PODRÍA REALMENTE GOBERNAR LA ULTRADERECHA?
Aunque el avance de los Demócratas suecos podría ser muy significativo, la perspectiva de que gobiernen es escasa, ya que necesitarían de alguna coalición que ahora mismo se antoja muy difícil. Y es que viven en una situación de aislamiento y tanto izquierda como derecha se niegan a pactar con ellos.
“No vamos a mantener negociaciones de gobierno ni a gobernar con el SD”, ha reiterado el líder conservador, Ulf Kristersson, al mismo tiempo que insiste en su intención de formar ejecutivo con sus tres socios de la Alianza (centristas, liberales, cristianos demócratas), independientemente de si el centroizquierda suma o no más votos.
Según las leyes electorales suecas, no es necesario tener mayoría absoluta para gobernar, basta con no tener una mayoría en contra. Kristersson cuenta con que la ultraderecha permita un ejecutivo de centroderecha antes que dejar mandar a la izquierda. Pero el líder de los Demócratas, Jimmie Akesson, ya ha avisado de que su apoyo no es automático y menos gratuito.
La otra posibilidad es que los socialdemócratas puedan reeditar la coalición con los verdes y la izquierda o bien se abran a buscar nuevos apoyos.
¿CÓMO ES EL SISTEMA ELECTORAL?
El Riksdag (Parlamento sueco) está compuesto por 349 parlamentarios, y todos son elegidos por representación proporcional en listas de partidos de múltiples miembros que pueden ser regionales (la mayoría de los partidos principales) o nacionales (Demócratas).
Cada uno de los 29 distritos electorales tiene un número determinado de parlamentarios que se divide a través de los resultados de los distritos electorales para garantizar la representación regional. Los demás parlamentarios se eligen a través de un equilibrio proporcional, para garantizar que el número de diputados elegidos por los distintos partidos represente con precisión los votos del electorado.
La Constitución sueca dice que el Riksdag es responsable de los impuestos y hacer leyes, y que el Gobierno es responsable ante el Riksdag. Esto significa que Suecia tiene parlamentarismo en una monarquía constitucional, asegurando que el Gobierno sea designado por los representantes del pueblo. El primer ministro es, por lo tanto, elegido indirectamente. Se requiere un mínimo del 4% del voto nacional para que un partido ingrese al Riksdag, alternativamente el 12% o más dentro de un distrito electoral.