El asedio a Mariúpol dio sus últimos campanazos durante el día de ayer, lunes 16 de mayo. Ucrania da por finalizada la «misión de combate» en la planta siderúrgica de Azovstal, último foco de resistencia ucraniano en la ciudad tomada por Rusia. Por el camino se quedan decenas de soldados ucranianos con heridas graves, aunque el Kremlin ha dicho que garantizará el buen trato a los combatientes rendidos. Los últimos defensores de Mariúpol son ahora moneda de cambio de las partes para recuperar a sus respectivas tropas.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, aseguró que espera poder salvar las vidas de los soldados atrincherados en la acería de Azovstal con la operación negociada con los rusos que se está llevando a cabo para su evacuación, porque el país «necesita héroes ucranianos vivos» y ese debe ser el principio por el que se debe regir su política.
Moscú cifró este martes en 265 los soldados ucranianos evacuados la víspera de la acería de Azovstal, incluidos 51 gravemente heridos que, tras «deponer las armas y rendirse», ahora son «prisioneros» de guerra, según el Ministerio de Defensa.
Ucrania confronta con el relato de Moscú y hablar de «salvar vidas» en la acería de Azovstal
Los dos centenares de militares sacados de la planta metalúrgica tras más de dos meses de asedio y casi tres meses de intervención bélica de Rusia en Ucrania, fueron llevados a Olénivka, cerca de la ciudad de Donetsk y controlada por Rusia, y el resto a Novoazovsk.
La viceprimera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, introdujo el matiz de que su país continúa su labor para «salvar vidas» en la acería de Azovstal. La ministra ucraniana no dio más detalles del número de militares o civiles que quedan por evacuar de las instalaciones de la acería, ni la forma en que se hará.