El presidente de Rusia, Vladimir Putin, no da su brazo a torcer tras 77 días desde el inicio de la invasión de Ucrania. Las regiones prorrusas del Donbás en el este, la vecina región de Jersón y el sur del país siguen siendo la prioridad del líder ruso. Las fuerzas de invasión rusas llevan a cabo operaciones ofensivas en la zona operativa oriental para establecer el control total sobre el territorio de las regiones de Donetsk y Lugansk, además de Jersón, y para mantener el corredor terrestre entre estos territorios y la Crimea ocupada.
Para asegurar estas posiciones, los rusos utilizan sistemas de guerra electrónica para suprimir las señales de radio, aseguró el parte castrense, según las agencias locales. En Donetsk, el grupo de tropas de ocupación centra sus esfuerzos principales en continuar la ofensiva para tomar el control total de la ciudad de Rubizhne y capturar los asentamientos de Limán y Sievierodonetsk.
En la ciudad costera de Mariúpol, en el mar de Azov, los rusos están bloqueando las unidades de Ucrania que resisten en el área de la acería de Azovstal, formadas por varios centenares de soldados, la mayoría de ellos vinculados al regimiento de Azov.
La variante moldava
Mientras, en la región de Transnistria de la República de Moldavia la situación continúa siendo tensa, según el Estado Mayor ucraniano, que asegura que la unidades allí desplegadas por el ejército ruso permanecen en plena preparación para el combate.
El asedio de Mariúpol
Más de 10.000 residentes de la ciudad ucraniana de Mariúpol, que fue asediada por la tropas rusas desde el comienzo de la invasión, podrían morir de enfermedades contraídas por las insoportables condiciones que ha supuesto este bloqueo, aseguró este miércoles su alcalde, Vadym Boichenko, en su cuenta de Telegram.
La ciudad costera, a orillas del Mar de Azov, está prácticamente controlada por las tropas rusas y el 80 por ciento de la urbe ha sido destruida por los bombardeos, mientras los rusos han nombrado a sus propias autoridades.