La violencia puede estallar en cualquier momento. Los exiliados venezolanos que han huido del hambre y el régimen de Maduro abogan cada vez más por una salida nada pacífica. Desde fuera, los venezolanos piden un golpe que tumbe de una vez por todas al Gobierno chavista.
Muchos de ellos presionan en Colombia, aunque su presidente, Iván Duque, intenta sofocar el ruido de los tambores de guerra. Asegura que sólo apretará las tuercas de la diplomacia y que endurecerá la presión judicial. De hecho, impulsa la demanda contra Maduro presentada en la Corte Penal Internacional por sus delitos de lesa humanidad. También sigue firme en no enviar embajador a Caracas. Pero descarta enfrentamientos bélicos, golpes de Estado con ayuda extranjera ni caer en las provocaciones del propio Maduro.
Entre ellas, la de hacer maniobras militares en la frontera colombiana. Según fuentes oficiales, hasta cien mil uniformados venezolanos compartieron días con las tropas de élite de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y con unidades de Rusia y China.
Desde Colombia descartan ese golpe que piden los exiliados, a quienes sí parecen escuchar desde EEUU. Y es que la Casa Blanca ha asegurado que no descarta ninguna opción. Aunque de momento no parece que vaya a tomar cartas en el asunto. Sí lo haría en el caso de que Venezuela comenzara un conflicto bélico. Sin embargo, este escenario parece que no se llegará a dar.
Golpe interno
La única esperanza de los exiliados venezolanos parece que sea el de un golpe de Estado interno. Algo que sería apoyado seguramente por Colombia y EEUU.
Así lo defiende el portavoz del partido Primero Justicia en Colombia. Ya no avistan otra salida que una revuelta popular, apoyada por militares hastiados del régimen de Maduro.
La sospechosa muerte del concejal Fernando Albán ha hecho reaccionar a más de uno. Los exiliados creen que solo falta la acción de la gente de la calle y una unidad de la oposición.