Los gobiernos autonómicos de Madrid y Andalucía han tenido que retirar decenas de miles de mascarillas defectuosas repartidas entre los sanitarios. Estos profesionales están siendo sometidos a test para comprobar si han resultado contagiados por Covid-19.
Andalucía envió a sus hospitales, según publica el diario ‘El País’, hasta 36.350 mascarillas. De ellas, un total de 16.048 han podido ser ya retiradas. En Madrid se podría haber llegado a una decena de hospitales y clínicas. El Gobierno regional asegura que no fueron compradas por el servicio central de compras sanitarias. De momento ignora su procedencia aunque está investigándola.
En Andalucía la situación no es nueva. Estas nuevas mascarillas defectuosas sustituían a otras anteriores que tampoco funcionaban. Y que obligaron a aislar a más de mil sanitarios.
Ante las sospechas, la Junta andaluza y el Hospital 12 de Octubre de Madrid remitieron al Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo mascarillas de dos lotes de la marca china Purgivor. Querían comprobar su protección frente al Covid-19.
El análisis determinó que estas mascarillas no cumplen la normativa. De hecho, dan un máximo de filtrado del 34,29%. El nivel es del 1% para las FFP3. Que impiden así prácticamente que entre ninguna partícula.
Desde el Hospital 12 de Octubre de Madrid asegura que fueron los propios trabajadores quienes se dieron cuenta de que esas mascarillas no cumplían los requisitos. Y pidieron su rápida retirada.
Material defectuoso
No es la primera vez que Sanidad o un gobierno regional tiene que retirar material defectuoso.
El primer gran escándalo llegaba con los test de coronavirus que no funcionaban. Se entregaron el domingo 22 de marzo y se retiraron solo unos días después. Madrid revelaba entonces que había recibido hasta 10.000 pruebas defectuosas. Fueron adquiridas por Sanidad en China.
El país asiático salió rápido al paso al asegurar que se habían comprado a una empresa no recomendada por las autoridades.
También, el pasado 17 de abril saltaba a los medios la retirada de urgencia de miles de mascarillas repartidas a las CCAA. Se trataba de modelos FFP2, una de las que mejor protege frente al coronavirus. Entonces, fue un hospital en Cataluña el que sospechó de su buen funcionamiento. Rápidamente se comprobó que no ofrecían la protección necesaria.