Los esfuerzos de Colombia en los últimos años por revertir las plantaciones de cultivos ilícitos no han dado sus frutos. El país vuelve a las andadas y bate récord de narcultivos en el año 2017.
El nuevo Gobierno de Iván Duque se enfrenta al reto de reducir estos cultivos de coca en su mayoría. Algo difícil. El informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas asegura que se produjo un incremente del 17%. Lo que equivale a 25.000 hectáreas más sembradas. Así, la extensión total creció de 146.000 a 171.000 hectáreas en un año. Según la ONU, la cifra más alta desde que se vigila el tamaño de los narcocultivos.
El informe revela también que el 25% de la coca del país se encuentra cerca de las fronteras. A menos de 20 kilómetros con Venezuela y Ecuador. La producción potencial de cocaína, además, alcanzó un nuevo récord en 2017: 1.379 toneladas.
Pese a conocer el problema, el nuevo Gobierno ha admitido que los narcocultivos seguirán creciendo este año. Y todo ello debido a su propia dinámica. “Esta es una curva que va a en ascenso permanente y no encuentra su punto de inflexión”, se lamentaba el ministro de Defensa colombiano, Guillermo Botero.
Las estadísticas ratifican que Colombia es el primer productor de coca del mundo. Y el dato aparece en un momento en que el país ha abierto debate sobre si retomar o no las fumigaciones con glifosato, un producto potencialmente cancerígeno. Fue precisamente por un fallo de la Corte Constitucional, tras la recomendación de la OMS, que se suspendieron a finales de 2015.
Sin embargo, la visita en diciembre de Trump ha redoblado la presión en Colombia. El país estudia ya el uso de drones cargados de herbicida para terminar con el problema.
Principal motor
El nuevo Gobierno ya ha asegurado que la lucha contra el narcotráfico será esencial. Sin embargo, las drogas ilícitas siguen siendo el principal motor del conflicto armado en Colombia.