Hace un año, México sufría uno de los peores terremotos de su historia. Un seísmo que provocaba la muerte de 369 personas, a las que el país recordaba este miércoles en distintos actos. En su primer aniversario, sin embargo, al Gobierno mexicano y sus ciudadanos aún les quedan muchas lecciones que aprender para evitar desastres similares en el futuro.
Desde aquel fatídico terremoto, las denuncias sobre edificios en mal estado o mal construidos se han multiplicado. Sin embargo, los derrumbes no han cesado. Por si fuera poco, varias investigaciones intentan esclarecer el desvío de fondos para atender a los damnificados a campañas políticas.
En este primer aniversario, también hay todavía decenas de mexicanos que duermen en campamentos improvisados tras perder sus casas. Y es que no se les ha cumplido la promesa de reconstruirlas.
La corrupción y la negligencia fueron errores imperdonables que hicieron que 369 perdieran la vida aquel día. Pese a ello, un año después, México no ha aprendido la lección y sigue construyendo edificios de dudosa calidad.
Tampoco han aprendido a cortar el desvío de recursos. La organización civil ‘Nosotros’ ha documentado varios casos en Ciudad de México. De los 14.000 millones de pesos asignados a damnificados, la mitad se ha usado para comprar tablets, juguetes y regalos por el Día de la Madre.
Otra de las lecciones no aprendidas en este año es la de establecer un censo de la condición en la que se encuentran edificios e instalaciones de emergencia. Muchos de los expertos aseguran, de hecho, que México sólo sabe, un año después de aquel terremoto, evacuar inmuebles.
Errores repetidos
Lecciones no aprendidas y errores repetidos. Parecía que el terremoto de 1985, con magnitud de 8,1 y en el que murieron más de 12.000 personas, había marcado un antes y un después. Y parece que lo hizo, pero solo por un tiempo.
De aquella tragedia nacieron organizaciones y movimientos políticos y se logró cambiar el reglamento de construcción de edificios. También se creó un sistema nacional de protección civil y programas de educación en colegios y centros de trabajo, para aprender a cómo actuar en caso de terremoto.
Durante 32 años, parecía que estas medidas funcionaban sin problemas. Sin embargo, la falta de actualización de las mismas hizo que México viviera otra tragedia similar a aquella de 1985 y que aún quedaran muchas lecciones que aprender.