Aunque fueron quince los que conformaron el ya llamado ‘escuadrón de la muerte’, sólo uno descuartizó aún vivo a Salah Mohamed Tubaiqi. Según los medios turcos, él se encargó de acabar con el periodista Jamal Khashoggi y tratar de ocultar las pruebas del crimen.
Siete fueron los minutos que Tubaiqi tardó en descuartizar al columnista dentro del consulado saudí en Estambul. Un ‘trabajo’ durante el cual no dudó en estar oyendo música. El mismo tiempo, aseguraba hace unos años para un diario, que tardaba en realizar una autopsia.
Cercano a la cúpula del reino saudí, ostenta varios cargos. Entre ellos, director forense del Departamento General de Pruebas Criminales de la Seguridad Pública saudí. O también responsable del consejo científico de Medicina Forense dentro de la Comisión Saudí de Especialidades de Salud.
Llegada a Estambul
Tubaiqi aterrizaba en Estambul en el primero de los dos aviones privados, fletados presuntamente por el entorno del príncipe heredero Mohamed bin Salman. Fue el pasado 2 de octubre, el mismo día que Khashoggi desaparecía.
Cruzaba el control de pasaportes a las 3:38 horas de la madrugada. Se registró para más de una noche en el hotel Mövenpick, cercano al consulado, y luego acudió a la sede diplomática. Dejó Turquía ese mismo día, a las 20:30 horas. Según la policía turca, llevaba una sierra para cortar huesos.
De momento, la mayor prueba en contra de Tubaiqi es una grabación en la que se le oye hablar. Gracias a ello se cree que el forense se encargó de amputar las falanges a Khashoggi mientras éste grita. Al final, el periodista fue sedado y decapitado.
El forense no dudó en recomendar al resto de acompañantes que escucharan música mientras hacía su ‘trabajo’.