En 2017, el gobierno de Estados Unidos ya impuso sanciones contra el vicepresidente económico de Maduro y, ahora, con el título oficial de “prófugo de la justicia estadounidense”, era cuestión de tiempo que, además, se incentivara cualquier “chivatazo” con una suculenta recompensa. De hecho, solo el anuncio de que el ofrecimiento de la misma es inminente ya ha puesto, al parecer, muy nerviosos a los círculos chavistas. Además, aunque Tareck Zaidan El Aissami Maddah, de origen árabe sirio-libanesa, sea el principal “buscado”, junto a él la justicia estadounidense también lleva tiempo apuntando a su entorno y con dinero de por medio, o simplemente la oferta de “beneficios” para alguno de sus acólitos, el riesgo de que alguien le delate aumenta de forma considerable.
Podría ser el caso de su socio Samark López Bello, acusado igual que Tareck El Aissami de cinco cargos por evadir las sanciones y violar la Ley Kingpin, y no hay que olvidar que cada uno de estos cargos puede suponer una pena máxima de 30 años de prisión. Otro de los pilares de la presunta estructura criminal del funcionario que ya ha destronado incluso a Diosdado Cabello, es Feras El Aissami, es decir, su hermano. De acuerdo con la investigación, es él quien se encarga de ejecutar muchas de las operaciones; entre ellas el negocio de los sobornos y el ingreso a Venezuela de ciudadanos de origen árabe. Otro personaje «clave» en la red es Husam El Aissami, primo de Tareck, que trabaja como consejero de la embajada de Venezuela en Jordania y es pieza clave en la entrega de visados y pasaportes a personas vinculadas con el grupo terrorista islámico Hezbolá, así como del traslado de fondos hacia Siria y el Líbano. Por último está Haifa El Aissami, hermana del vicepresidente, embajadora de Venezuela ante los Países Bajos y representante del régimen ante la Corte Penal Internacional. Ella es quien cuida las relaciones en el Tribunal internacional para evitar que se profundicen investigaciones contra la dictadura de Maduro.
El Aissami, por su parte, ya ha calificado de “agresión infame” su inclusión por parte de Estados Unidos en la lista de los fugitivos más buscados y planta cara a la misma, asegurando que “no podrán con su fuerza moral”. Aunque más bien debería decir con su enorme poder en el régimen. El Aissami cuenta con la potestad tanto de determinar gastos ministeriales como de expropiar empresas privadas y está autorizado para emitir órdenes económicas que afectan a los impuestos y a las asignaciones de moneda extranjera para empresas estatales. Y para el Departamento del Tesoro estadounidense, no solo no solo está implicado con el narcotráfico o la emisión de pasaportes diplomáticos falsos para terroristas, sino que también se encargó de dar protección al capo de la droga colombiano Daniel Barrera y al narcotraficante venezolano Hermágoras González Polanco.
Aparte de los mencionados familiares que también están involucrados en su organización, por ley, la orden de captura contra El Aissami de Estados Unidos puede afectar al resto de su familia, ya que las sanciones estipuladas afectan a los “allegados de un traficante de drogas si se han beneficiado de las ganancias de esa actividad en los últimos cinco años”.