La Comunidad de Madrid ha presentado una iniciativa para crear un pasaporte o cartilla del Covid-19 como medida para frenar la expansión del virus en la región. Simularía a la cartilla de vacunación internacional, tendrá réplica en la tarjeta sanitaria virtual y recogerá información acerca de si el ciudadano ha pasado el coronavirus o dispone de anticuerpos. También si se ha realizado pruebas PCR. Un proyecto “experimental”, según la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, que podría entrar en funcionamiento en el mes de septiembre.
El pasaporte entrañaría, sin duda, muchos riesgos. Se trata de un proyecto peligroso, que implica a la ética y que podría causar discriminación entre los ciudadanos de Madrid. Son muchos los argumentos que se podrían exponer en contra de la iniciativa, pero cinco son los más importantes. El primero de ellos es la discriminación que crearía. Existirían ciudadanos de primera, con inmunidad, y ciudadanos de segunda. En su mayoría, población que no puede permitirse un test por cuenta propia. El segundo de los peligros es la privacidad que ese pasaporte podría dañar. El objetivo de la cartilla es controlar los movimientos de quienes no tienen anticuerpos. Por lo que se requiere un sistema de monitorización e identificación. Lo que choca de pleno con la política de protección de datos. En tercer lugar, pueden ser la puerta a incluir otros registros, como de salud mental o resultados de pruebas genéticas, lo que ampliaría la diferencia entre ciudadanos. El cuarto peligro que entraña es la burocracia, ya que habría que solicitar el pasaporte, con el consiguiente papeleo. Por último, la cartilla que plantea Madrid no goza de seguro a largo plazo. La inmunidad frente al Covid-19 es todavía un misterio, por lo que alguien con anticuerpos hoy puede estar desprotegido mañana, lo que llevaría a tener que repetir las pruebas de manera periódica.
Existirían ciudadanos de primera, con inmunidad, y ciudadanos de segunda.
El pasado mes de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya rechazó el pasaporte inmunitario. Entre otras razones porque no hay evidencias sobre la inmunidad que aportan los anticuerpos en aquellos que han superado la enfermedad. Ahora, critican esta medida desde el ministro de Sanidad a organizaciones de consumidores, la oposición de la Asamblea madrileña o los científicos. Illa señalaba que ningún organismo internacional apoya medidas como la cartilla anti Covid-19. Y los científicos creen que choca con la Ética y moral, así como genera problemas legales al diferenciar en función de si se tienen o no anticuerpos.
La medida, que está en estudio, podría entrar en vigor en septiembre, aunque Ayuso podría recular tras las críticas generalizadas y la mala aceptación que ha tenido la cartilla entre los ciudadanos